La refrigeración, un elemento necesario para la distribución de la vacuna contra el Covid-19

La industria del frío en nuestro país es puntera tecnológicamente y, además, cuenta con muchos años de experiencia en el desarrollo de instalaciones especiales para conservar cualquier tipo de producto a muy bajas temperaturas.

Las empresas del sector del frío en España cuentan con la tecnología para conservar la futura vacuna contra el virus Covid-19 a la temperatura que sea requerida.

Un ejemplo del uso de temperaturas extremas lo encontramos en el atún rojo, que se exporta principalmente a Japón en grandes cantidades, y que requiere guardar la cadena del frío en condiciones específicas de conservación a -70 grados durante largo tiempo. Al ser un producto de gran valor añadido que se consume crudo, las temperaturas extremas evitan la oxidación de las grasas con el consiguiente enranciamiento y pérdida de calidad. Nos atrevemos a decir que el sector del frío participa de alguna manera en el prestigio de la industria atunera española más allá de nuestras fronteras.

Empresas miembros de AEFYT han desarrollado equipos específicos para el sector médico y farmacéutico con temperaturas de conservación muy bajas adaptando equipos del mercado con los cambios tecnológicos requeridos y con las combinaciones de refrigerantes necesarios para tal fin.

Además de las aplicaciones industriales, el uso del frío no mecánico –por ejemplo, el nitrógeno líquido que se utiliza para la conservación de embriones en procesos de fertilidad asistida a temperaturas que superan los -100 grados, así como el uso combinado de nitrógeno y helio líquido para el correcto funcionamiento de los equipos de resonancia magnético nuclear (RMN) en laboratorios y hospitales alcanzándose temperaturas inferiores a los -200 grados, es también habitual para los expertos del frío en el sector médico.

En este sentido, es necesario transmitir un mensaje de tranquilidad ante algunos "pájaros agoreros" que han puesto en cuestión la capacidad de almacenamiento de grandes cantidades de vacunas. Tanto los laboratorios farmacéuticos como las empresas especializadas en frío cuentan o bien con instalaciones suficientes o con la posibilidad de tenerlas en un breve plazo de tiempo. La capacidad productiva de nuestros fabricantes, junto con las ayudas financieras del estado, en caso de imperiosa necesidad, sin ninguna duda, pueden evitar los problemas de suministro para el almacenamiento y transporte de cualquier vacuna. El problema generado con la falta de respiradores al inicio de la pandemia, no volverá a repetirse con los equipos de refrigeración para las vacunas. También es preciso tener en cuenta que no estamos hablando de productos voluminosos, por lo que el espacio necesario para su conservación no es excesivo.

La refrigeración forma parte de los pilares tecnológicos que garantizan el bienestar en las sociedades modernas. La pandemia Covid-19 nos ha hecho comprender, además, que somos realmente esenciales para lo más básico: la alimentación y la salud. El gran problema de la conservación y distribución de una vacuna a temperaturas muy bajas no se encuentra en los países desarrollados, la inquietud se centra en aquellos países que no tienen una infraestructura sanitaria –con equipamientos frigoríficos adecuados- suficientes. Esto nos debe llevar a reflexionar y a reclamar, una vez más, la importancia del frío en el desarrollo humano y en la igualdad de oportunidades.

En España, y en general en todas las sociedades occidentales, tenemos la gran suerte de contar con grandes empresas frigoríficas –que incluye una cadena de valor que va de los fabricantes a los distribuidores y los instaladores y mantenedores- punteras tecnológicamente. Pero es preciso que el sector reciba el reconocimiento que merece para que, entre todos, podamos transmitir a los jóvenes el orgullo de pertenencia a este sector y las grandes posibilidades de desarrollo profesional y personal que ofrece.