Radiadores de calefacción ▷ tipos y claves para elegir el mejor radiador
- Escrito por Idoia Arnabat CALORYFRIO
Los radiadores juegan un papel casi imprescindible en la instalación de un sistema de calefacción. También conocidos como emisores térmicos, la función de los radiadores es precisamente esa: emitir y distribuir el calor procedente del agua calentada en una caldera –en el caso de una instalación de agua caliente sanitaria- o el calor procedente de una resistencia eléctrica, en el caso de que estemos hablando de radiadores eléctricos. En este artículo te explicamos qué tipos de radiadores existen y te aconsejaremos para elegir el que mejor se adapte a tus necesidades.
- Radiadores de agua para calefacción
- Radiadores de baja temperatura
- Radiadores eléctricos
- Radiadores de acero
- Radiadores de aluminio
- Radiadores de hierro
- Radiadores toallero
- Preguntas frecuentes sobre radiadores
Hay muchas razones para elegir radiadores para una instalación de calefacción. A la hora de elegir el radiador que más nos conviene, es importante conocer los tipos de radiadores que existen en el mercado. Como ya hemos comentado, según la fuente de la que obtengan el calor, podemos hablar de radiadores de agua o de radiadores eléctricos. El tipo de instalación que necesitaremos cambiará radicalmente según el tipo de sistema de radiadores elijamos.
Radiadores de agua para calefacción
El binomio caldera de gas más radiador es uno de los esquemas más empleados a la hora de calentar una vivienda o local. Los mejores radiadores de agua para calefacción garantizan el máximo aprovechamiento de las nuevas generaciones de calderas de condensación. También es posible y cada vez es más común la instalación de aerotermia con radiadores, es decir, un sistema de bomba de calor que genera agua a baja temperatura.
La instalación de radiadores de agua implica una obra completa por parte de un instalador de calefacción acreditado que garantizará un correcto cálculo y dimensionamiento de la instalación para asegurar su máxima eficiencia energética así como una instalación segura de la caldera de gas, el sistema de tuberías y por su puesto, de los radiadores y válvulas de regulación.
Para elegir qué radiadores de agua son mejores, debemos de fijarnos antes de nada en el material en el que están fabricados. A continuación, veremos los tipos de radiadores de agua que pueden instalarse en una vivienda.
Los radiadores de agua para calefacción vienen fabricados en una amplia gama de materiales como el aluminio, acero o hierro fundido. Estos materiales se caracterizan por su alto poder caloportador que aporta una temperatura homogénea y constante en cada estancia, lo que se traduce en un agradable confort térmico. Veamos algunas diferencias entre radiadores de acero, aluminio y hierro fundido.
Radiadores de acero
En el caso de este material el 80% de la emisión del calor se produce mediante radiación y el 20% por convección.
Los radiadores de acero tienen muy buena resistencia a los golpes y a la corrosión, garantizando una vida útil muy elevada en circuitos bien realizados.
Son muy fáciles de montar correctamente debido a su bajo peso y su menor tamaño.
Radiadores de aluminio
En este tipo de radiadores el 80% de la emisión de calor se realiza por convección y el 20% por radiación. En comparativa entre los radiadores de aluminio con otro tipo de materiales, el proceso de calentamiento de los radiadores de aluminio es muy rápido.
Es un material cada vez más utilizado sobre todo para la fabricación de radiadores de diseño, ya que es más fácil de trabajar con modelos y formas más estéticas y originales.
Aunque no son tan resistentes como los radiadores de acero, cuentan con una buena resistencia a la corrosión en instalaciones bien ejecutadas.
Radiadores de hierro fundido
Este tipo de radiadores son muy buenos y los más resistentes, pero la tendencia es reemplazarlos por de aluminio o acero ya que son más caros y difíciles de instalar. Aunque hay quien dice que han pasado de moda, lo cierto es que las últimas tendencias vuelven a traer el diseño industrial y lo vintage a la decoración de interiores. Los radiadores de hierro fundido pueden ser una opción para dar un aire “antiguo” a tu hogar o local.
Radiadores eléctricos
Los radiadores eléctricos obtienen la energía directamente de la red eléctrica y emiten un calor radiante y directo al ambiente. No requieren de una instalación tan compleja como los que se alimentan de un sistema a gas. Basta con atornillarlos a la pared y enchufarlos.
A la facilidad de instalación se une su sencillo mantenimiento y su capacidad de regulación a través de válvulas termostáticas (obligatorias según el RITE) que garantizan el control individual de la temperatura en cada una de las estancias donde hayamos colocado los radiadores eléctricos.
Los radiadores eléctricos resultan especialmente rentables para consumos de calefacción medios, como los que se producen en zonas de clima templado
Potencia de los radiadores
Un aspecto fundamental a la hora de escoger radiadores eléctricos es calcular de antemano cuántos elementos necesitarás para satisfacer tus necesidades de calefacción y en el caso de los radiadores eléctricos, la potencia de los mismos. Para saber cuántos radiadores debemos instalar en una habitación, conviene realizar el cálculo por m3 ya que la altura es un aspecto muy importante a valorar. Si quieres saber cómo realizar este sencillo cálculo, te invitamos a leer nuestro artículo "Cálculo de la potencia calorífica".
En este cálculo entran varios factores a tener en cuenta, como la zona climática de tu vivienda, su orientación, aislamiento, entre otros. Si quieres no confundirte, lo mejor es dejarse asesorar por un instalador de calefacción acreditado que realizará un cálculo de la potencia calorífica necesaria para calentar tu hogar.
Radiadores de baja temperatura
Como ya hemos comentado anteriormente, si en lugar de una instalación de gas o eléctrica, dispones de un sistema de aerotermia, tendrás que instalar radiadores de baja temperatura que trabajan con agua a unos 50-60 grados, a diferencia de los convencionales que trabajan con agua a unos 70 ú 80 grados. En este tipo de radiadores el calor se emite mediante convección y no mediante radiación, por lo que el calor se emite de forma más directa a la estancia y no «viaja» por la habitación.
Uno de los inconvenientes de los radiadores de baja temperatura, es que necesita más superficie para emitir la misma energía térmica que con un radiador convencional a alta temperatura, por lo que el tamaño del radiador será mayor. Para paliar ésto, algunos fabricantes comercializan radiadores de baja temperatura que inluyen un ventilador en su interior.
La combinación de radiadores para calefacción de baja temperatura con generadores de alto rendimiento (calderas de condensación, bombas de calor, energía solar, energía geotérmica) junto con válvulas termostáticas, garantiza una menor emisión de CO2 a la atmósfera con el consecuente ahorro energético y económico que esto conlleva.
Del mismo modo, los radiadores para calefacción de baja temperatura se adaptan muy rápidamente a los aportes gratuitos de calor, como puede ser un cambio en la temperatura exterior o el número de personas presentes en la estancia.
Tipos de radiadores según su diseño
Los fabricantes de radiadores han adaptado sus productos para que tengan cabida en cualquier espacio con diversos diseños, colores y formas que encajan con todos los entornos y decoraciones.
Espacios reducidos, paredes curvadas, cuartos de baño, columnas, etc. Se convierten ahora en espacios perfectos para instalar radiadores.
Radiadores toalleros
Un caso de especial mención es el de los radiadores toalleros, diseñados específicamente para instalarse en el baño y como su nombre indica, colocar las toallas entre su sistema de tubos horizontales.
Este tipo de radiadores (que pueden ser tanto de agua como eléctricos) son ideales para los espacios reducidos gracias a su diseño vertical y permiten el secado de las toallas aportando una mayor sensación de confort en el baño.
Preguntas frecuentes sobre radiadores
¿Dónde instalar los radiadores?
El lugar correcto para la instalación de los radiadores, desde el punto de vista del confort, es en la pared más fría de cada habitación. Esta pared es la exterior y el radiador debe colocarse debajo de la ventana, con lo que se reduce el efecto pared fría (sensación de frío que se tiene cuando nos aproximamos a una ventana).
En algunos casos se recomienda colocar un material aislante en la pared con el fin de disminuir las pérdidas de calor hacia el exterior.
El radiador ha de quedar libre de elementos que reduzcan su capacidad de emisión de calor, ya que ello incrementa el consumo de energía y dificulta alcanzar las condiciones de confort deseadas.
Se recomienda guardar una distancia mínima de 5 cm entre la parte superior del radiador y cualquier obstáculo.
¿Cómo circula el agua en un radiador de calefacción?
Una bomba de circulación impulsa el agua caliente procedente de la caldera o generador hacia los radiadores. El agua calentada en el generador (bien una caldera, una bomba de calor o una estufa de biomasa) circula por tuberías que conectan los radiadores adecuadamente repartidos.
¿Qué partes componen un radiador de calefacción?
Los elementos que constituyen un radiador de agua para calefacción son, como se aprecia en la imagen, el purgador, la válvula de regulación y el detentor. Estos elementos son necesarios para que cada uno de los radiadores pueda aislarse sin interrumpir el servicio en el resto de la instalación. Por otra parte, el purgador es una parte fundamental para realizar el mantenimiento y purgado de los radiadores de agua, evitando la acumulación de aire en el interior con los problemas que supone de mal funcionamiento.
En cuanto a las válvulas de regulación pueden ser válvulas de doble reglaje, y su función es doble. Por un lado, posibilita el equilibrado de un circuito de varios radiadores actuando en el caudal. Por otro lado, cumple con la función de apertura y cierre de la válvula. Si a esta válvula se le acopla un cabezal con un mecanismo sensible a la temperatura, abre o cierra el paso del agua, consiguiéndose con ello una regulación automática de la válvula, se denomina válvula termostática. También se pueden instalar válvulas eléctricas, controladas desde un termostato o centralita eléctrica que regula la temperatura de cada habitación.
Desde marzo del 2003 es obligatoria la instalación de válvulas termostáticas para conseguir un ahorro energético, según la modificación de la norma ITE 09 para “Instalaciones Individuales” aprobada por el Real Decreto 1218/2002, incluido en el RITE. La configuración de dicha válvula es distinta según el tipo de instalación (bitubo o monotubo), pero su funcionamiento básico es el mismo. Así se ahorra energía y se consigue un mayor confort.
El detentor, por otra parte, es una válvula que regula la salida del agua del radiador y que se sitúa en la parte inferior del radiador. Es una parte importante para aislar el radiador en caso de labores de aislamiento, pero también es neceario para realizar el equilibrado hidráulico de los radiadores. La válvula detentora se coloca en el extremo contrario a la válvula reguladora porque así el radiador podrá repartir mejor la energía sobre todos sus elementos, obligando al agua caliente a recorrerlos todos.
¿Cómo regular radiadores de calefacción?
La regulación de la instalación se puede lograr actuando directamente sobre la temperatura de producción del agua en la caldera, ya que este equipo soporta sin riesgo temperaturas de retorno bajas. La regulación de la temperatura en una instalación de calefacción se realiza con una válvula mezcladora de tres vías situada en la caldera y un termostato digital programable de regulación con sondas de temperatura exterior y de impulsión.
Si nuestro radiador cuenta con válvuas con cabezal termostático, nos permitirá regular la temperatura de cada radiador de forma independiente. Este tipo de regulación es eficaz en instalaciones de calefacción central que no cuenten con termostato independiente para cada vivienda.
Por otra parte, podemos regular los radiadores de calefacción abriendo o cerrando la válvula detentora. Cuanto más abramos la válvula detentora más potencia calorífica tendrá el radiador. Una buena regulación de las detentoras provocarán un ahorro energético de calefacción de incluso un 20%. Según en qué habitación se encuentre el radiador, será convieniente abrir más esta válvula. Por ejemplo, la válvula de un radiador en planta alta deberá estar más cerrada que la de planta baja, puesto que la energía térmica tiende a elevarse. Lo mismo ocurre en los radiadores situados en habitaciones pequeñas o en los situados más cerca de la caldera.
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