opinión

Brexit y elecciones… En clima y refrigeración las decisiones no son ajenas a tal torbellino de realidad política. ¿Alguien ha evaluado el impacto de un brexit sobre las cuotas de la Fgas? Y el futuro gobierno deberá adoptar una postura en un par de meses sobre el impuesto español sobre gases fluorados: ¿se mantiene en un 66% o subirá al 100%?

Cuando un sector toma protagonismo es inevitable que todos los ojos estén sobre él. Éste es el caso de las Energías Renovables No Convencionales (ERNC).

Ya hemos asumido que no estamos en crisis aunque aún estemos asistiendo a los dichosos daños colaterales. La situación de los mercados internacionales, del petróleo, los tipos de interés y algunas otras cosas más, sin embargo nos están diciendo que hay que ser cautos. La estabilidad no está presente y cabe preguntarse si esta va ser la tónica general.

Desde la Asociación Nacional de Empresas de Servicios Energéticos (ANESE) defendemos que el objetivo de una ESE es el ahorro del cliente final, aunque para cumplir con este cometido es necesario e imprescindible contar con el apoyo de la directiva relativa a la eficiencia energética (2012/27 UE) que obliga a una llevada a la práctica del buen hacer de las Empresas de Servicios Energéticos.

Parecía que cuando se lanzó la famosa ley de las tres erres (Ley 8/2013, de rehabilitación, regeneración y renovación urbanas) allá por Junio de 2.013, el mercado de la rehabilitación de edificios se iba a activar y la rehabilitación sería la salida para el sector de la construcción, y por ello muchos llevamos luchando desde entonces, incluso desde antes. 
La realidad es que por diversas circunstancias, la actividad no ha crecido como todos hubiéramos deseado. Los motivos pueden haber sido varios:

Vamos a suponer que la economía española por fin está creciendo en la realidad empresarial y no solo bajo formato macroeconómico. Vamos a suponer por tanto que el cambio de ciclo económico ya se ha iniciado y vamos a dejar a un lado que nos esperan casi seis meses de campaña electoral. El conjunto de esta situación propicia una alegría que muchas de nuestras empresas no consiguen confirmar en su durísimo diario quehacer. Las cifras sobre rehabilitación, financiación y cualquier tema relacionado con el que fue el motor de nuestra economía se empiezan a barajar como pelotas de colorines en el circo y si no como muestra un botón.