Los recientes cambios legislativos en el sector del frío presentan serios retos a las empresas españolas relacionadas con la refrigeración y la climatización. Éstas, probablemente, se enfrentan, en estos momentos, a uno de los mayores esfuerzos de su historia relacionados con las nuevas exigencias medioambientales, fiscales y tecnológicas.
Uno de los principales retos legislativos tiene que ver con el Reglamento F-Gases europeo, que establece un calendario para sustituir progresivamente los gases fluorados por otros de menor impacto ambiental. Para asegurar un buen comienzo de la implementación de dicho Reglamento F-gas europeo es importante estar muy al tanto de los requerimientos legales y exigencias de reporte, entre otros, que tienen como horizonte final el año 2025. Las normas sobre eco-diseño, que afectan sobre todo a los armarios frigoríficos, son otro de los desafíos legislativos que van a obligar a los fabricantes a establecer importantes cambios en sus procesos de producción.
Tras un año y medio de aplicación, se han confirmado las consecuencias económicas tan negativas que AEFYT había predicho y documentado en los diferentes subsectores y que está poniendo en grave peligro la subsistencia de empresas debido al aumento del mercado negro, al fraude, a la venta de estos gases en España a través de internet o mediante operaciones intracomunitarias que desde otros países miembros carentes de este impuesto se están realizando y que no están siendo controladas por la Administración.
Las restricciones legislativas que se imponen desde Europa mediante estas directivas a las instalaciones y equipos de frío, junto con la necesidad de ofrecer productos que den ventajas competitivas a los usuarios finales hacen necesario que las empresas de frío estén constantemente innovando en nuevos productos y tecnologías. La innovación es un requisito fundamental para crear productos y servicios de alto valor añadido que ofrezcan a los usuarios finales unos equipos e instalaciones de frío que mejoren la competitividad de sus empresas.
Sin embargo, el esfuerzo que las empresas españolas de la industria de la refrigeración están realizando en este sentido, crucial para asegurar la competitividad, se ha visto frenado por el Impuesto que sobre los gases fluorados que entró en vigor el pasado 1 de enero de 2014. Tras un año y medio de aplicación, se han confirmado las consecuencias económicas tan negativas que AEFYT había predicho y documentado en los diferentes subsectores y que está poniendo en grave peligro la subsistencia de empresas debido al aumento del mercado negro, al fraude, a la venta de estos gases en España a través de internet o mediante operaciones intracomunitarias que desde otros países miembros carentes de este impuesto se están realizando y que no están siendo controladas por la Administración. Al incremento de insolvencias originadas por la recaudación del impuesto se suma la disminución de beneficios que se está traduciendo en pérdidas que hacen inviable el mantenimiento de las empresas y, por lo tanto, ocasionando pérdida de empleos. Todo esto origina una pérdida de competitividad para nuestras empresas.
En otro orden de cosas, desde el punto de vista económico, la actividad exportadora ha sido siempre una faceta importante de las empresas fabricantes de equipos de frío. La caída de la demanda y el estancamiento de las ventas dentro del mercado nacional durante estos últimos años han hecho que el sector haya intensificado su actividad exportadora para mantener sus volúmenes de fabricación y ventas.
La cambiante legislación en el uso de refrigerantes hace que las inversiones que realizan las empresas no puedan amortizarse (creando, además, inseguridad jurídica y la consiguiente retracción en nuevas inversiones), o se vean perjudicadas por la imposición de determinados impuestos que gravan su explotación, como es el caso del ya mencionado impuesto a los HFC y deberían existir ayudas para la sustitución de este tipo de instalaciones.
En la actualidad, hay indicadores que apuntan a una leve mejora de la situación de la economía y, por lo tanto, las expectativas de las empresas de cara al año 2015 es de optimismo. Pero la situación es todavía muy complicada, venimos de caídas muy fuertes en la inversión y la recuperación es muy lenta. En la medida en que la inversión de bienes de equipo vaya creciendo iremos fortaleciendo el crecimiento y parece que este indicador está cambiando de tendencia ya que hay un leve repunte en la facturación de las empresas. Pero este cambio de tendencia debe seguir en el tiempo para que podamos asegurar que hay un cambio de ritmo.
Para afianzar la recuperación sería interesante contar con ayudas económicas por parte de la Administración para la modernización y actualización de equipos de frío. Presentamos en el año 2009 un Plan Renove de Mobiliario Frigorífico que usan las empresas de distribución y que fue aprobado por el IDAE pero que no ha podido ponerse en marcha por falta de fondos. La cambiante legislación en el uso de refrigerantes hace que las inversiones que realizan las empresas no puedan amortizarse (creando, además, inseguridad jurídica y la consiguiente retracción en nuevas inversiones), o se vean perjudicadas por la imposición de determinados impuestos que gravan su explotación, como es el caso del ya mencionado impuesto a los HFC y deberían existir ayudas para la sustitución de este tipo de instalaciones.