La mejora de la eficiencia energética en las instalaciones frigoríficas
- Escrito por Félix Sanz
Las empresas del sector del frío están contribuyendo a cumplir con los objetivos de reducción de emisiones y de consumo energético fijados por la Unión Europea debido a su alto impacto en la economía productiva. La refrigeración es crucial en un gran número de áreas de actividad industrial y comercial, como son la industria alimentaria, hostelería, distribución con base alimentaria, farmacia, medicina, telecomunicaciones, automoción y un largo etcétera. Por lo tanto, el compromiso de las empresas que componen el sector del frío –fabricantes,distribuidores, instaladores y mantenedores de instalaciones frigoríficas- con la sostenibilidad redunda positivamente en el total de la economía.
En los últimos años, la industria de la refrigeración ha hecho un gran esfuerzo en I+D+i para alcanzar altos grados de ahorro en el consumo. Esta industria tiene ahora mismo a su disposición una amplia variedad de sistemas frigoríficos capaces de dar respuestas eficientes energéticamente a cualquier necesidad -industrial o comercial- de refrigeración. Podemos afirmar que afrontamos los retos medioambientales marcados por la legislación con unas bases tecnológicas sólidas.
El consumo energético en el diseño de la instalación
El gran salto cualitativo que se ha producido en la búsqueda de la sostenibilidad medioambiental es la toma en consideración del consumo energético y la medición de éste en la fase de diseño de las instalaciones frigoríficas. Este punto de partida es básico a la hora de diseñar nuevos proyectos frigoríficos. Además, el análisis del ahorro potencial y de mejora energética en las instalaciones existentes está ya produciendo elevados beneficios energéticos y económicos.
El diseño de las instalaciones frigoríficas tiene varios “puntos básicos” que influyen en la eficiencia energética. Podemos mencionar algunos: la determinación de las temperaturas de trabajo en cada momento del proceso de refrigeración y el control automático para la estabilidad de dicha temperatura –evitando así gastos incontrolados-; la elección de los compresores yrefrigerantes o grupos de refrigerantes que, en cada instalación concreta, contribuyan a un funcionamiento más eficiente; la ubicación de las salas de máquinas -evitando distancias largas entre la generación del frío y los puntos de consumo-; y la elección de los métodos de condensación más idóneos.
Por otra parte, la introducción de las nuevas tecnologías es fundamental para que las instalaciones funcionen siempre en sus niveles energéticos óptimos para cubrir las necesidades del usuario. Los controles remotos en tiempo real consiguen que cualquier desajuste de temperatura se detecte -y por tanto se solucione en tiempo real- lo que significa que el aporte energético también va a ser, exactamente, el necesario en todo momento. Además, tecnologías como el big data están permitiendo un control exhaustivo del funcionamiento de cada instalación en función de las necesidades de frío.
El coste del ciclo de vida
La toma en consideración de la eficiencia energética no solo es una cuestión técnica y medioambiental, sino también económica. A la hora de hacer una valoración de los costes para el industrial de una instalación frigorífica, ya no es suficiente considerar como principal parámetro la inversión. Es necesario ampliar el análisis al concepto denominado “costes del ciclo de vida”. Estoimplica que la toma en consideración de los gastos totales de la instalación durante los años de vida esperados o previstos: costes de la inversión y amortización, pérdidas de producto,de la energía consumida durante ese periodo, de mantenimiento y de desmantelamiento. Análisis del coste de vida de un mueble frigorífico abierto y otro cerrado con puertas.
La importancia de este cálculo no es baladí si se piensa que, en el frío industrial y comercial para el sector alimentario, los gastos que se producen por el consumo energético durante el ciclo de vida usual pueden llegar a ser varias veces superiores al coste de la inversión.
Los profesionales al rescate
Con estas bases bien asentadas, la industria del frío necesita ahora consolidar y completar el cambio tecnológico con un fuerte enfoque hacia la competitividad, la sostenibilidad y la digitalización. Todo ello solo será posible con profesionales bien formados en el funcionamiento de las instalaciones frigoríficas. Las empresas instaladoras son un eslabón crucial en la transformación que está viviendo el sector. Durante años han luchado contra el intrusismo profesional, que tiene graves consecuencias para la innovación y para la sostenibilidad porque los “instaladores piratas” no ofrecen ninguna garantía relacionada con el óptimo funcionamiento energético de la instalación. El riesgo es grande –no solo si consideramos la posibilidad de fugas de refrigerantes o accidentes- sino también por los altos costes energéticos a largo plazo que una instalación mal diseñada puede ocasionar.
A este problema, se suman en estos momentos las dificultades por encontrar jóvenes frigoristas, lo que puede poner en jaque los altos grados de profesionalidad en las empresas instaladores que se han alcanzado en los últimos años. El clamor para que desde el sistema educativo de Formación Profesional se haga un esfuerzo por despertar vocaciones es intenso ante una situación que podría lastrar los avances registrados en innovación destinada a la sostenibilidad.
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