Joan Groizard, Director General del IDAE: “El instalador es fundamental para la transición energética”
- Escrito por Idoia Arnabat CALORYFRIO
Estamos viviendo un momento en el que el ahorro de energía y en concreto de gas, es clave. España ha sido uno de los primeros países europeos en aplicar un Plan con medidas urgentes para el ahorro energético, destinado a edificios de alto consumo. Aunque ya durante el último año, con la llegada de los fondos europeos Next Generation se vienen destinado millones de euros en ayudas para rehabilitar edificios, instalar equipos de autoconsumo o actualizar sistemas de climatización de gas por aerotermia o biomasa. El IDAE, Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía, está detrás de la gestión de todas estas ayudas y Planes.
Hablamos sobre todo esto con Joan Groizard, Director General del IDAE durante esta entrevista en la que repasamos también cómo la figura del instalador se hace imprescindible para llevar adelante la transición energética necesaria para cumplir con los objetivos de ahorro energético europeos.
¿Qué grado de dependencia energética tiene España actualmente? ¿Hasta qué punto hay que estar preocupados?
España tiene una dependencia energética, lo publicábamos en ese Plan Integrado de Energía y Clima, del orden del 74%. Y la idea es que, a lo largo de la década, con medidas de eficiencia energética y medidas de energías renovables, lo reduzcamos hasta más o menos el 59% con el objetivo de llegar al 0% realmente en ese año 2050. Por tanto, todavía hay una elevada dependencia energética exterior. Es verdad que, en el caso de Rusia, que es un poco lo que nos preocupa, tenemos una dependencia mucho menor que otros países europeos. De hecho, podemos prescindir plenamente del gas ruso. Pero todo esto demuestra que una gran parte de nuestra energía viene de otros países y por tanto eso nos hace vulnerables ante decisiones que se tomen fuera. Y de ahí la importancia de acelerar lo máximo posible en eficiencia energética y en energías renovables.
Escucha la entrevista en podcast:
Ante la campaña de invierno... ¿Qué parte del consumo energético de los edificios corresponde a la calefacción? ¿Cuánto podemos ahorrar con esa reducción de dos grados en el termostato que propone el plan de ahorro energético aprobado en agosto?
Salvo la industria, que es uno de los principales consumidores de gas natural y de electricidad del país, cuando hablamos de edificios, viviendas o edificios de uso terciario (hoteles, alojamientos o comercios) el principal consumo es precisamente la climatización. De ahí que una de las primeras medidas que se haya adoptado sea una medida tan sencilla como ajustar un grado los termostatos. Un grado en el caso del aire acondicionado en verano. Dos grados en el caso de la calefacción en invierno.
La estimación es que cada grado que se ajusta la temperatura del termostato suponga un ahorro en torno al 7%. Son, por tanto, medidas inmediatas que no requieren una inversión es simplemente ajustar, no acostumbrarnos a una temperatura muy ligeramente diferente que generan unos ahorros de forma muy inmediata.
En el caso de la calefacción, la temperatura que fijaba el RITE hasta ahora estaba en los 21 grados. Con la normativa aplicable en caso de calefactar, estos edificios no podían superar los 21 grados. Lo hemos bajado hasta los 19 grados. Es decir, que lo ideal es no pasar calor en invierno cuando entras a un centro comercial, a cualquier tipo de establecimiento. Significa que tenemos que ir coherentemente vestidos con la estación en la que estamos. Lo cual también, de hecho, facilita el confort térmico a la hora de entrar en una tienda. En el caso del invierno, si vamos bien abrigados y preparados para la situación, la idea es no pasar calor, no agobiarnos cuando entremos en una tienda.
Otra de las medidas que incluye este plan es la inspección de la eficiencia energética de los edificios de alto consumo ¿Se recomienda a nivel doméstico también hacer esta revisión antes de que termine el año?
Tener bien comprobadas e inspeccionadas las instalaciones y saber que están funcionando adecuadamente, es una garantía. Es una garantía de seguridad, por una parte, y es una garantía también de eficiencia energética. Es verdad que el propio RITE, el Reglamento de Instalaciones Térmicas, ya prevé, según la potencia de cada tipo de instalación, una frecuencia de inspecciones. Lo que hemos hecho es, efectivamente para determinados edificios a partir de 70 kW de potencia y por tanto, aquellos que funcionan o que consumen más energía, una inspección obligatoria si la última no se había realizado en los últimos dos años. Es decir, incrementar esa frecuencia. En el caso de los hogares no es obligatoria esa inspección adicional, pero siempre es recomendable. Como también lo es ver qué alternativas tenemos.
A lo mejor nuestra caldera está llegando al fin de su vida útil o convendría empezar a hacer alguna actualización. Tener en cuenta que hoy en día ya tenemos alternativas. A lo mejor es el momento, por ejemplo, de aprovechar alguna de las ayudas que está en marcha y pasar a una caldera de biomasa, o aprovechar para mejorar la solar térmica para agua caliente, o pasarnos, por ejemplo, incluso a una aerotermia que nos suministra esas necesidades de frío o de calor.
Podemos provechar ahora mismo, los fondos europeos. Ese famoso plan de recuperación, transformación y resiliencia, que trae ayudas muy interesantes para hacer ese cambio. Entre los precios a los que está el gas natural que estamos importando ahora mismo y esas ayudas, en unos pocos años se puede amortizar, recuperar esa inversión. Además, tanto empresas instaladoras, como entidades bancarias seguro que nos pueden ayudar. Primero, a encontrar las mejores alternativas y segundo, incluso a financiar esa actuación para que lo podamos ir pagando con los ahorros que nos genera en la factura.
¿Cree que son conscientes los ciudadanos de la clasificación energética de su vivienda y de lo que puede suponer un cambio de caldera o de ventanas, por ejemplo?
Creo que hay de todo. Es verdad que ya hace unos años que la certificación energética de los edificios es obligatoria en muchos casos cuando tiene que haber un contrato de alquiler o un contrato de compraventa. Por desgracia, en muchos casos nos hemos encontrado que el usuario, el consumidor, lo ve como un papel más, un trámite más que tiene que hacer antes de ir al notario a la hora de firmar una compraventa o simplemente es un papel más que le ofrece la inmobiliaria a la hora de alquilar un piso.
"Al comprar una casa, pocos se fijan en el certificado energético y una buena calificación puede traducirse en un ahorro importante en consumos cada mes"
Sí que estamos viendo que la certificación energética de los edificios está ocurriendo cada vez más. Es decir, el número de certificados registrados va creciendo. Pero yo creo que falta esa sensibilización de entender que una etiqueta lo más parecida posible a una A, y lo más lejos posible de una G, se traduce en una menor factura energética cada mes.
De hecho, cuando alguien toma la decisión de hipotecarse para comprar una casa, o cuando alguien busca un alquiler se mira la ubicación, se mira, obviamente el coste, el tipo de interés de la hipoteca… Pero muy poca gente mira el certificado de eficiencia energética, que puede ser tan importante o más que rascar alguna décima de ese tipo de interés que nos presenta la hipoteca. Sin embargo, estamos acostumbrados a buscar y comparar en ese tipo de cuestiones, pero no en reparar tanto en la calificación energética, que puede ser importantísima a la hora de asegurarnos el confort térmico y saber cuánto dinero nos vamos a gastar con su climatización.
El IDAE está desempeñando un papel fundamental en la gestión y el reparto de los fondos europeos. ¿Podemos hacer un balance global de cómo están funcionando estas ayudas? ¿Están llegando a su destino, se están cumpliendo los objetivos fijados…?
Estamos viendo señales muy asimétricas. Las ayudas están funcionando muy muy bien, sobre todo si pensamos en el autoconsumo. En la parte de generación renovable eléctrica ha habido un “click” social que ha permitido dar el salto y la gente asocia que hay ayudas, asocia que la factura está cara y asocia que con el autoconsumo puede ahorrar, además de reducir emisiones.
Entre todos tenemos que conseguir que ese mismo cambio mental lo podamos hacer con la climatización. Hay ayudas a día de hoy, para instalar aerotermia, geotermia, incluso para biomasa, para solar térmica tanto en hogares para climatizar, como en las empresas, incluso en procesos industriales, procesos térmicos. Y sin embargo, tanto las viviendas como las empresas todavía no terminan de saber o de entender, o de terminar de creerse que pueden suministrar todas sus necesidades de calor y de frío con energías renovables. Y eso lo estamos viendo en las ayudas.
“El ciudadano asocia que la factura está cara y que con el autoconsumo puede ahorrar, además de reducir emisiones. Nos falta conseguir eso con la climatización”.
Está habiendo interés, por supuesto, miles y miles de hecho de peticiones. Pero es verdad que no se está multiplicando tanto como lo han hecho otros ámbitos donde sí lo hemos conseguido. Por tanto, yo creo que aquí tenemos un trabajo importante las administraciones, pero también todo el sector en colectivo. Distribuidores, instaladores, vendedores, también usuarios finales, para hacer entender que a de hoy la climatización renovable es una alternativa, probablemente en muchos casos es la alternativa más barata, más viable. Y, además, como decía antes, ahora mismo hay ayudas para ello. O sea que aprovechémoslo.
¿Se están demandando más las ayudas para la rehabilitación integral de edificios?
En cuestión de rehabilitación energética un poco más integral, las ayudas son múltiples. Tenemos ayudas para la rehabilitación energética de edificios, hay desgravaciones fiscales. A día de hoy en el IRPF, en la declaración de la renta, nos podemos desgravar una parte de lo que dediquemos a rehabilitar nuestro edificio. El grueso de esas actuaciones las lidera los compañeros del antiguo Ministerio de Fomento, el Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana. Y nosotros, desde el IDAE, estamos liderando sobre todo actuaciones en municipios pequeños, es decir, actuaciones en municipios de menos de 5000 habitantes. Municipios de esa España rural donde queremos reactivar la economía y fijar población. Tenemos ahora mismo ayudas que pueden llegar incluso al 100% de la inversión necesaria y estamos viendo que está funcionando bastante bien.
En algunas comunidades autónomas donde tienen estos programas las peticiones están superando varias veces la demanda inicial, con lo que estamos haciendo, lo mismo que en todas las ayudas del plan de recuperación. Allí donde hay demanda dedicamos recursos adicionales para que puedan seguir presentando proyectos tranquilamente. Como digo, estas ayudas de rehabilitación energética en municipios pequeños parece que están funcionando bastante, bastante bien.
¿Se consigue superar la barrera de la Comunidad de Vecinos para aprobar estas obras de rehabilitación en los edificios?
Entendemos que cada vez más es un reto. Más del 70% de los españoles vivimos en bloques de pisos, en comunidades de propietarios. Por tanto, siempre es un reto ponernos de acuerdo en cualquier cosa y más si requiere una inversión. Pero yo creo que los precios de la energía y una sensibilización cada vez más fuerte, un trabajo también del colectivo de administradores de fincas, empresas muy cualificadas que hacen propuestas muy solventes son grandes alicientes. Y lo que mejor funciona es el boca-oído, es decir, el ver que tus vecinos, que alguien más en el barrio, que alguien más en el pueblo lo ha hecho, le ha ido bien.
“Partimos de rehabilitar diez veces menos viviendas proporcionalmente que países de nuestro entorno. Por lo tanto, tenemos que seguir incrementando ese ritmo”
No solo se ahorra energía, lo que estamos viendo es que lo que más cambia es el bienestar, el sentirse tan cómodo en casa, incluso sin climatización, cuando tienes el edificio bien aislado, es lo que realmente hace que se haga ese cambio de chip. Todavía no estamos llegando a esos ritmos. Recordemos que partimos de rehabilitar diez veces menos proporcionalmente viviendas que países de nuestro entorno. Por lo tanto, tenemos que seguir incrementando ese ritmo. Pero parece que sí, que poco a poco cada vez somos más conscientes y cada vez nos atrevemos a lanzarnos a la piscina de mejorar energéticamente nuestras viviendas.
Hablemos sobre biogás y la nueva convocatoria de ayudas abierta. ¿Qué papel van a jugar los gases renovables en la descarbonización del país? ¿Qué puede suponer para nuestro entorno rural?
Es una energía imprescindible. Hay muchísimos consumos que podemos electrificar directamente y en el mix eléctrico una parte importante y en crecimiento es ya renovable. Por tanto, la electrificación conlleva también una descarbonización. Pero hay muchísimos usos donde o no es conveniente o no tiene sentido o no es eficiente electrificar. Hablamos de algunos usos de transporte, sobre todo transporte más pesado, hablamos de temperaturas más altas o determinados procesos industriales o en otros ámbitos donde lo que tiene sentido es a lo mejor utilizar directamente un gas renovable que pueda evitar, por ejemplo, el uso de gas natural. Y aquí es donde entendemos que entra tanto el biogás como el hidrógeno renovable. Hoy (12 de septiembre) efectivamente se abre una ventanilla para esos 150 millones de euros en ayudas para proyectos de biogás. Estamos priorizando aquellos usos más eficientes, es decir, aquellos usos donde el biogás se utiliza cerca de donde se produce, que entendemos que va a ser sobre todo entornos rurales. En espacios donde se tiene un residuo agrícola o algún tipo de residuo que se pueda utilizar mediante esa digestión anaerobia para para producir ese biogás y por tanto conseguir ese calor o incluso generación eléctrica allí de forma directa con este este biogás.
“Debemos casar toda la cadena de valor para aprovechar al máximo la capacidad que tenemos de generar biogás en España”
Está muy ligado al sector primario y el sector primario es importantísimo en nuestro en nuestro país. Contribuye a esa economía circular, a gestionar mejor esos residuos orgánicos a los que es difícil en algunos casos encontrarles una salida y es una actividad muy pegada al territorio. Al final, lo eficiente es generar ese biogás y por tanto vender esa energía en los entornos donde está disponible esa materia prima. Lo que es un residuo de otro proceso se convierte aquí en materia prima para producir ese biogás. Con los retos tan importantes que tenemos en España como es el reto demográfico o contribuir a un sector económico tan importante como es el sector primario, creo que la industria de los gases renovables es imprescindible. Además, la tecnología la tenemos, las soluciones las tenemos. Se trata de casar toda esa cadena de valor para aprovechar al máximo esa capacidad que tenemos en este caso, de generar biogás en España.
Por último, no queremos dejar pasar la oportunidad de hablar en nombre de la #ComunidadInstaldor, una campaña del sector cuyo objetivo poner en valor y fomentar la profesión de instalador. ¿Cómo valoráis desde el IDAE el papel de los instaladores en toda esta transición energética?
Creo que es un papel absolutamente fundamental. Un instalador en sus distintas variables y sus distintas especializaciones es un técnico, es un especialista en su materia, en su tecnología, que es nuestra puerta de entrada a la climatización o a las soluciones energéticas. Para mí un instalador no solo es la persona que te da esa tranquilidad de que eso está bien hecho y que no vas a tener ningún problema de seguridad, sino que es un asesor, un consejero. Alguien que te avisa y te explica cómo puedes hacer las cosas mejor, que alternativas tienes a tu servicio para mejorar.
Creo que esa capilaridad, estar tan cerca del usuario final. Esa parte muy humana, es imprescindible. La solución a la transición energética no es una cuestión puramente tecnológica. No es sólo elegir esta máquina o esta otra máquina. Es que todos, cada uno en casa, en su empresa, pueda entender qué es lo que debería hacer. No todos podemos ser especialistas energéticos, no tendría sentido, pero el contar con alguien tan cercano que pueda ser esa puerta al conocimiento, ese prescriptor de las soluciones de transición energética, creemos que es fundamental. Yo creo que el colectivo de los instaladores en sistemas de climatización, en sistemas de calor y frío, como en ámbitos como pueden ser el eléctrico, también creemos que son absolutamente imprescindibles para esta transición.
Sin embargo, una de las problemáticas de la profesión es la falta de personal y de relevo generacional ¿Puede ser un problema para hacer realidad la transición energética?
Yo creo que es otro reto importantísimo que tenemos. Para mí no es un reto del sector, es un reto de la sociedad. En España, históricamente en algunos segmentos de la población, por desgracia, formaciones o trabajos ligados a la formación profesional, se han visto de alguna forma denostados. Parecía que es que el que no vale para según qué, pues acabas haciendo formación profesional, cuando lo que yo he visto en mi experiencia es que nada más alejado de la realidad.
“Tenemos que ser capaces de hacer ver a las generaciones más jóvenes que esto es atractivo, que es un empleo digno y que da respuesta a los grandes retos del país”.
Los que más entienden seguramente la realidad de cómo funcionan sistemas de climatización, la realidad de hacer efectiva esa transición energética, se encuentran en el colectivo de instaladores. He aprendido en algunos casos más con gente que trabaja directamente con las instalaciones que tiene una diagnosis mucho más acertada que otros que trabajan en ámbitos más teóricos o más más académicos.
Es verdad que pasamos en España por un boom, una burbuja de la construcción que luego pinchó y eso queda en el recuerdo colectivo. Lo que tenemos que ser capaces de hacer como sociedad es explicar que la formación profesional es valiosísima y que las salidas profesionales son muy estructurales. Tenemos todo nuestro parque de viviendas pendiente de una gran actualización energética. Las instalaciones térmicas en este caso, pero también las eléctricas, están en prácticamente todos los edificios. Todas ellas van a necesitar un buen mantenimiento, un buen asesoramiento. Es decir, cuando hablamos del empleo en el mundo de las instalaciones, hablamos de empleo de calidad, de empleo sostenido en el tiempo, empleo en el que ves directamente el impacto sobre familias y empresas, ves cómo estás mejorando la realidad de alguien.
Tenemos que ser capaces de hacer ver a las generaciones más jóvenes que esto es atractivo, que es un empleo digno y que da respuesta a los grandes retos del país. Y asegurar que los jóvenes quieran formarse, buscar una trayectoria en ese ámbito y que las empresas pongan en valor ese conocimiento.
Sobre la nueva Ley para la FP aprobada este reciente curso, ha sido un avance. Deberíamos poder visibilizar esa relación tan cercana entre la formación y las necesidades reales del mercado. Compaginar la formación por el trabajo. El formarte es lo que te mete de lleno en el mercado laboral. Creo que los compañeros del Ministerio de Educación y Formación Profesional han estado haciendo un trabajazo con esa nueva normativa, con la redignificación de la formación profesional que creo que es imprescindible. Esperemos que lo veamos traducido en un cambio de paradigma y podamos, como país, contar con los profesionales formados que necesitamos para hacer esta transición.
“El debate que se ha generado es positivo. Ahora vemos que ahorrar energía es una cuestión de nuestro día a día”.
¿Cómo auguráis desde el IDAE esta temporada de invierno?
La incertidumbre es lo que lo va a marcar todo. Todo cambia a las horas y los días. Ahora mismo está interrumpida una parte del suministro de gas desde Rusia a Europa. Puede ser un invierno muy duro en Europa. Nuestros socios del norte y centro de Europa que son altamente dependientes del gas ruso están muy preocupados. En España tenemos muchísima más capacidad de abastecernos de otras formas, pero tendremos que ser capaces de ahorrar y de reducir entre todos el consumo. Espero que lo que no hemos conseguido con décadas de normativa energética y con años y años de sensibilización, con precios disparados como éstos, seamos capaces todos de entenderlo. Que la situación es muy dura, que esto va de dependencia energética, de crisis climática, del día a día, de poder llegar a fin de mes y que seamos capaces de implementar estas medidas. Las más sencillas posibles que con cambios sencillos podemos ahorrar mucho. Ese debate que se ha generado es muy positivo para que todos lo entendamos. No es sólo una cuestión de geopolítica, es una cuestión del día a día y que con cambios sencillos somos capaces de contribuir y de ahorrar también en mi factura energética.
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