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Francisco Repullo, presidente de la Asociación Española del Biogás AEBIG

Francisco Repullo, Presidente de la Asociación Española del Biogás“El biometano es el paradigma de la economía circular. Es inevitable que se desarrolle este sector”

Francisco Repullo, presidente de la Asociación Española del Biogás AEBIG, nos ofrece en esta entrevista, que también puedes ver en vídeo, su visión sobre el presente y el futuro de los gases renovables y qué papel deben a jugar en el mix energético y en la descarbonización del país. “El Gobierno ha sido más ambicioso con el hidrógeno. Se ha apostado más por el futuro que por algo que tenemos ya en nuestras manos y que sería una secuencia lógica: apostar primero por el biogás y el biometano y luego por el hidrógeno”.

¿En qué situación se encuentra ahora mismo el biogás en España y cuál es el potencial de nuestro país para la producción de biogás y del biometano?

El biogás siempre ha estado en nuestro país intentando despegar, pero sin mucho éxito. En su momento, en 2007 con el Real Decreto 661/2007, parecía que este sector tenía un futuro porque había unas tarifas reguladas, unas “feed in tariff” que permitieron que se hicieran algunas plantas. Pero llegó 2012 y con el Real Decreto 1/2012 eliminó todas las ayudas que había a todas las renovables y el sector se quedó congelado. A partir de aquel momento, los nuevos proyectos no tenían derecho a una tarifa y a los antiguos se les cambió el sistema de retribución. Las nuevas plantas tenían que ir a pool, a la subasta diaria de energía y lógicamente, aparte de que se pagaba muchísimo menos, también había una incertidumbre para los promotores; los inversores que no se atrevían a hacer un plan de negocio porque no podían hacer una previsión de ingresos.

Entonces el sector se quedó congelado y las pocas plantas que se han hecho desde 2012 hasta hoy, han sido principalmente térmicas para autoconsumo, o porque había una serie de factores en el entorno que permitían su viabilidad técnica y su viabilidad económica.

En estos momentos tenemos en España unas 260 plantas de biogás, mientras que en Europa hay casi 19.000.

Si hablamos de biometano el inventario es mucho menor. Una planta de biometano no es más que una planta de biogás que, en vez de poner el gas en bruto en un motor generador, lo que hace es depurarlo, quitarle todos los impropios, dejarlo en calidad de biometano, en un 96% por ciento aprox. de metano y esto es una planta de biometano.

En Europa, hay un inventario muy alto de plantas de biogás y muchas se están transformando en plantas de biometano. En España tenemos un inventario muy pequeño, con lo cual tenemos menos base que transformar en biometano. Y las que se van a hacer o se están haciendo parten de cero y se hacen directamente de biometano.

Si nos comparamos nuevamente con Europa, en estos momentos en España hay tres plantas de biometano, mientras que en Europa hay más de 700 plantas.

En cuanto al potencial que tiene España es de más de 100 teravatios/hora al año para todo tipo de usos doméstico, comercial, industrial e incluso movilidad, que podrían cubrir toda la demanda del sector doméstico y comercial más la mitad del sector industrial.

Es decir, darían para cubrir el 30 % de la demanda total si sumamos los tres sectores: doméstico, comercial e industrial.

¿Desde AEBIG, qué echáis en falta en la hoja de ruta del biogás en España?

Si nos basamos en la experiencia de otros países europeos más desarrollados en este campo, tanto para la producción como para el consumo en España, hace falta ya un apoyo claro y urgente de la Administración y para ello necesitamos un marco regulatorio estable, que no cambie las reglas del juego a mitad del partido. Una previsión a largo plazo que pueda atraer a los inversores y que fomente tanto la oferta como la demanda.

Hacen falta unos objetivos anuales que sean de obligatorio cumplimiento y que vayan creciendo en el tiempo y tanto de consumo, como de producción. Y todo eso amparados por unos certificados de garantías de origen, que es la forma de diferenciar el origen del gas renovable del gas fósil.

Hace falta también un mecanismo económico y financiero en unos programas específicos que apoyen e incentiven esos proyectos como hace el resto de Europa, bien sea Feed-in tariff, Feed-in premium, incentivos fiscales, subsidios directos, apalancamiento a la inversión, exenciones fiscales, etc.

Todo esto no significa un gasto para la administración. Significa simplemente reconocer todas las bondades y los beneficios que aporta el gas renovable. No solamente es una energía, que es una de sus de sus aportaciones y beneficios para la sociedad. Lo que están haciendo otros países es reconocer su valor, monetizarlo y ayudar a los productores.

Con los certificados de garantías de origen sabremos, cuando se pague por él, que se están pagando otros beneficios, por ejemplo, ahorrarnos la compra de derechos de emisión.

¿Es más ambicioso el gobierno con el desarrollo del hidrógeno que con la producción del biogás?

Esa es nuestra impresión, efectivamente, que ha sido más concreto y más ambicioso, que destina unas partidas económicas muy altas de dinero para para su desarrollo, que apuesta por el hidrógeno de una forma mucho más fehaciente.

No estamos en contra de hidrógeno. Es un complemento, todo hace falta, y el hidrógeno es la gran solución para el futuro. Pero el hidrógeno todavía es futuro y las instalaciones de hidrógeno tienen un coste alto por ahora.

El hidrógeno hay que fabricarlo, hay que disociarlo del agua. Y las infraestructuras gasistas actuales soportan solo un porcentaje de hidrógeno, no el 100 % como el biometano.

El biogás no hay que fabricarlo, se está cada día emitiendo a la atmósfera y está cada día contaminando el aire y generando gases de efecto invernadero. Solamente hay que capturarlo.

Nos parece que se ha apostado más por el futuro que por algo que tenemos ya en nuestras manos y que sería una secuencia lógica: apostar primero por el biogás y el biometano y luego por el hidrógeno.

Recientemente ha comenzado el proceso de transposición de la RED II a la normativa española ¿Que va a suponer esta normativa para el sector de los gases renovables?

Será la confirmación de que este es el camino que hay que seguir. Es un camino al que no podemos renunciar y es inevitable. El objetivo es descarbonizar la economía, desarrollar los gases renovables y el biometano, realmente paradigma de la economía circular, y en ese gran marco de la RED II, tendrá la gran oportunidad de desarrollarse.

¿Cómo puede el biogás y el biometano ayudar en la llamada “transición justa”? Beneficios del biometano

El biometano tiene unas ventajas muy, muy notables y juega un papel súper importante en la llamada transición justa. Es una energía renovable, es versátil. Se puede utilizar, como he dicho antes, en usos domésticos, industriales, comerciales y en transporte.

Las infraestructuras gasistas que hay actualmente tanto de distribución, como de transporte, como para su uso, son válidas. No hay que tocar nada: valen las mismas tuberías, los mismos equipos. Incluso si nos llegase a casa biometano puro no habría que cambiar nada, ni en la cocina ni en la caldera. Es la misma molécula que el gas natural.

Además, ayuda a la asincronía que puede haber en las redes entre la producción y la demanda. Hay que equilibrar lo que circula por la red y no puede haber excesivo gas si no se consume, ni falta de gas. Entonces, como es una energía que puedes almacenar, toda la excendentaria es gestionable y puedes equilibrar la asincronía entre producción y demanda.

Es sostenible. Es el mayor contribuyente energético a la economía circular. Valoriza recursos porque lo que hace es transformar un problema en un recurso. Coge los residuos y los transforma no sólo en biometano, sino que también surgen otros bioproductos en el proceso de digestión anaerobia: biofertilizantes, biopolímeros, bioplásticos… por lo tanto, optimiza la gestión de esos residuos.

Optimiza la gestión del agua, sustituye a los fertilizantes orgánicos.

Tiene grandes ventajas medioambientales, las emisiones de CO2 son neutras e incluso puede llegar a generar huellas de carbono negativas teniendo en cuenta el comportamiento de los suelos como sumideros de carbono.

Pero no solo hablamos de gases de efecto invernadero, sino de calidad el aire. El biogas que se va a la atmósfera genera metano y otros gases nocivos que respiramos.

Los residuos deberían tratarse allí dónde se generen. La producción de biometano genera empleo y actividad económica en el medio rural que se está despoblando. Es una energía totalmente autóctona y descentralizada para la que no dependemos de externos, lo que aporta autosuficiencia y mejora la balanza de pagos. Una generación distribuida de energía que aprovecha las infraestructuras del gas natural.

Es pura economía circular porque coges esos residuos agro-ganaderos o de depuradoras de aguas o de los vertederos y los nutrientes vuelven al suelo, esos nutrientes los aprovechan las plantas para su crecimiento y se repite otra vez al ciclo.

¿Cuántas plantas funcionan ya en España y qué proyectos nuevos existen?

En España hay tres plantas de biometano que inyectan a la red de gas y que están vertebrando el consumo. El último ha sido Naturgy, con su planta de biometano, la primera en España que inyecta gas a la red obtenido de un vertedero de Cerdanyola del Vallès (Barcelona). También opera la planta de tratamiento de biogás en el Parque Tecnológico de Valdemingómez (Madrid) y se acaba de inaugurar otra en el polígono industrial de Villalonquéjar (Burgos).

En cuanto a proyectos, se oye que hay más de 90 en distintas fases, pero no tenemos una cifra concreta. Lo que sí que se ha puesto de manifiesto es que hay una gran inquietud en el sector y una gran voluntad de hacer plantas, que tendrán que competir en el mercado a coste “puro y duro” si la Administración no lo remedia, con las dificultades que conlleva.

¿Por qué debe España aportar por los gases renovables?

Como he dicho, porque es el paradigma de la economía circular. Aprovecha todos los residuos orgánicos, vengan de donde vengan y convierte un problema en un recurso. Ese digestato se convierte en bioproductos. Los nutrientes vuelven a la tierra. Químicamente es 100% análogo al gas natural, es la misma molécula, por lo que lo puedes utilizar para descarbonizar cualquier sector económico sin hacer inversiones en equipos de consumo ni infraestructuras de distribución y transportes. Por lo tanto, creemos que es inevitable que se desarrolle este sector.

Uno de los factores que harán viable que este sector se desarrolle es concienciar a la sociedad de que esto no son plantas que vienen a contaminar sino todo lo contrario: son plantas que descontaminan y que generan todos los beneficios que hemos explicado hoy.

 
Modificado por última vez enLunes, 22 Abril 2024 12:48

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