Autoconsumo colectivo en España: proyectos y obstáculos a los que se enfrentan
- Escrito por Concha Raso
El autoconsumo solar sigue ganando adeptos en España. La supresión de barreras administrativas y económicas que recoge el Real Decreto-Ley 15/2018 y el nuevo marco de autoconsumo incluido en el Real Decreto 244/2019, van a permitir que España logre un desarrollo similar al de otros países europeos gracias a elementos como la remuneración de excedentes, las instalaciones colectivas y el autoconsumo a través de la red. Las cifras no engañan. Según datos de UNEF, España batió un nuevo récord de capacidad instalada en autoconsumo en 2019, con 459 MW. Y aunque es cierto que la irrupción de la crisis sanitaria ha provocado retrasos en la construcción de proyectos pendientes, especialmente durante los meses de confinamiento, el sector vuelve, poco a poco, a retomar el pulso.
- ¿Qué es autoconsumo colectivo?
- Proyecto Barrio Solar en Zaragoza
- Autoconsumo colectivo en Rubí
- Autoconsumo en El Prat de Llobregat
- Problemas y obstáculos del autoconsumo colectivo
- Autoconsumo con excedentes
Una de las diferentes opciones de autoconsumo fotovoltaico es el colectivo, que permite que varios consumidores estén asociados a la misma instalación de generación, lo que abre la puerta a que comunidades de propietarios y polígonos industriales compartan paneles solares.
La modalidad más sencilla de autoconsumo colectivo es la de una instalación que cubra las necesidades energéticas de las zonas comunes de un edificio (iluminación de escaleras, rellanos, portales, garajes, trasteros, funcionamiento del ascensor, piscinas, etc). En este caso, se trata de una instalación básica y la titularidad corresponde a la comunidad de propietarios, única usuaria de la instalación.
El problema es que muchos de estos edificios tienen algún problema técnico que desaconseja su instalación (sombras, orientación, etc) o no disponen de suficiente espacio en su cubierta y, en el caso de que sí lo tengan, es necesario, como sucede en el caso de las comunidades de vecinos, poner de acuerdo a un tercio de los propietarios para llevar a cabo la instalación. Si, además, tenemos en cuenta que un porcentaje elevado de la población vive de alquiler, la cosa se complica.
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Proyectos de autoconsumo colectivo en España
Una de las experiencias que actualmente se está poniendo en marcha en nuestro país y que resuelve alguno de los problemas que acabamos de mencionar es Barrio Solar, en Zaragoza. Se trata de un proyecto renovable y solidario impulsado por Ecodes, EDP, el Ayuntamiento de Zaragoza y la Fundación Schneider Electric, en colaboración con el IDAE, cuyo objetivo, tal y como explicó Cecilia Foronda, representante de Ecodes, en un evento online sobre autoconsumo colectivo organizado por Ata Insights, “es fomentar el autoconsumo compartido de energía solar en zonas urbanas a través de la participación ciudadana y la creación de comunidades solidarias que promuevan la inclusión y la conciencia social en el barrio, favoreciendo el acceso a una energía asequible y no contaminante a personas en riesgo de exclusión”.
El primer proyecto de Barrio Solar se está desarrollando en Zaragoza. La previsión es poner en marcha, en febrero del año que viene, una instalación fotovoltaica en el tejado de un edificio municipal -pabellón polideportivo-, para ofrecer a los vecinos y al comercio de proximidad energía más barata y renovable. Esta iniciativa se extenderá, posteriormente, a otras ciudades y pueblos de España.
La instalación contará con unos 300 paneles solares con una potencia instalada de 100 KWp, suficientes para producir 150.000 kWh anuales. El Barrio Solar ahorrará la emisión a la atmósfera de casi 40.000 kilos de CO2 al año. Los vecinos podrán incorporarse a su Barrio Solar mediante el pago de una cuota mensual, sin tener que hacer ningún tipo de inversión previa ni de instalación en sus casas, siempre que estén a menos de 500 metros del edificio municipal donde se encuentran las placas. Tampoco tendrán que cambiarse de comercializadora y podrán darse de baja cuando quieran sin ningún tipo de penalización. A los 15 años, la instalación pasará a ser propiedad del Ayuntamiento.
La participación en Barrio Solar permitirá ahorrar un 30% en la factura de la luz a unos 200 hogares y pequeños comercios, de los que alrededor del 10% (unos 20 hogares) serán familias vulnerables que estarán exentas del pago de la cuota mensual, ya que parte de la energía que genere el barrio solar servirá para reducir las facturas energéticas de estos hogares con menos recursos.
Autoconsumo colectivo en Rubí
Otra de las iniciativas donde el autoconsumo fotovoltaico también estará presente es ‘Comunidades Rubí Brilla’, un proyecto piloto liderado por el Ayuntamiento barcelonés de Rubí, que pretende crear “un modelo de colaboración público-privada que permita la transición ecológica del sector residencial a partir del ahorro económico como eje central, donde las comunidades de vecinos intervengan de una forma energética integral, con acciones que permitan que el edificio se comporte parecido a un NetZero, es decir, un edificio de consumo de energía casi nulo”, tal y como detalló Albert Puig, técnico del citado proyecto, durante su intervención en el webinar patrocinado por Pylon. El Ayuntamiento abrió a principios de octubre un concurso privado para elegir la empresa que se encargará de ejecutar las diferentes acciones de las nueve comunidades de vecinos que han decidido seguir adelante en el proyecto. La empresa ganadora se conocerá el próximo 30 de noviembre.
El Ayuntamiento catalán también sea convertido en pionero, como coordinador, del primer proyecto de autoconsumo compartido de España en un Polígono Industrial a través de un concurso privado que finalizó antes del verano. La potencia solar total a instalar será de 1,01 MWp, lo que supondrá un ahorro de más de 300 toneladas de CO2 al año.
Autoconsumo en El Prat de Llobregat
El Prat de Llobregat es otro de los municipios españoles que ha decidido sumarse al autoconsumo bajo la figura de la comunidad ciudadana de energía, al que también se añadirán la gestión de la demanda y el almacenamiento. Las comunidades ciudadanas de energía son entidades jurídicas basadas en la participación ciudadana, de las que pueden formar parte personas físicas, autoridades locales (incluidos los municipios) y pequeñas empresas, cuyo objetivo principal consiste en ofrecer beneficios medioambientales, económicos y sociales a sus miembros, socios o a la localidad en la que desarrolla su actividad, convirtiéndose en actores energéticos.
El Ayuntamiento, tal y como explicó Joan Herrera, Director de Energía del consistorio, quiere servir como ejemplo en autoconsumo compartido. Para este fin, “tenemos previsto instalar algo más de 1 MWp en 23 tejados municipales, que supondrá la creación de cinco islas de autoconsumo compartido, donde los excedentes de un edificio serán aprovechados por otros edificios donde no haya suficiente generación y residan familias vulnerables”. El proyecto será cofinanciado con fondos Feder y empezará la fase de licitaciones en el último trimestre de 2020, con una previsión de ejecución en año y medio. El Ayuntamiento también se plantea la instalación de algo más de 1 MWp de potencia a través de pérgolas fotovoltaicas en otros tejados públicos y privados. Actualmente, también está planificando la construcción de un nuevo barrio de 4.100 viviendas en el municipio catalán, donde está prevista la instalación de pérgolas solares, el aprovechamiento de los tejados y el uso de baterías, así como la digitalización de la red. El objetivo es que se convierta en un barrio de emisiones cero y se constituya como comunidad ciudadana de energía.
Los costes y la rentabilidad de las instalaciones, entre sus principales obstáculos
Una de las cuestiones que más preocupa a las comunidades de vecinos a la hora de decidirse por una instalación de estas características es su coste. La inversión dependerá de los metros cuadrados que tenga la cubierta pero, en líneas generales, a nivel doméstico, “hablamos de un desembolso de unos 5.000 euros por cabeza”, manifestaba Jorge Morales, Director de Geoatlanter, durante el VI Foro Solar organizado por UNEF en Madrid. La ventaja de todo esto, añadió, es que los propietarios “no tienen por qué desembolsar el importe, ya que hay muchas empresas del sector, como Geoatlanter, que financian la instalación”.
Una vez que se conocen los costes, otra de las cuestiones que también se plantean los propietarios es la rentabilidad, un parámetro que dependerá del uso y del perfil de los consumidores: “No es lo mismo que en la comunidad haya muchos jubilados que pasen la mañana en casa a que esté habitada por personas trabajadoras que salen a primera hora de la mañana y vuelven a última de la tarde”, especificó Morales.
En este sentido, señaló, “podemos hablar de rentabilidades en torno al 10%, es decir, que por cada 5.000 euros invertidos se pueden ahorrar unos 500 euros, con la tranquilidad de que la instalación tiene un periodo de duración de entre 20 y 30 años”. El objetivo, afirmó Morales, “es maximizar el autoabastecimiento, es decir, que la mayor parte de la energía producida por esa instalación se consuma dentro de la comunidad, porque si bien es cierto que los excedentes se empiezan a retribuir, siempre van a tener un valor menor que el autoabastecimiento”.
En el caso del autoconsumo a nivel industrial, Javier Vivanco, Director de Operaciones de Praxia Energy, explicó que existe un interés creciente por este tipo de autoconsumo, “pero más a nivel individual por lo que supone de ahorro para las empresas; no así, de momento, por el colectivo”. La excepción reside en el sector agrícola, sobre todo en las comunidades de regantes, que sí están apostando más por este tipo de autoconsumo.
Autoconsumo colectivo con excedentes ¿un problema?
Uno de los mecanismos que introduce la nueva normativa que regula las condiciones del autoconsumo es el mecanismo de compensación simplificada, que permitirá a los consumidores reducir su factura eléctrica, compensando sus excedentes de la energía producida y no autoconsumida.
Según Jorge Morales, “esto sí supone una barrera en el caso de las comunidades de propietarios, porque cuando les explicas que más de la mitad de la energía no se va a consumir en el edificio, la gente empieza a temblar”. Lo que va a ocurrir, explicó en detalle, es que en la factura de la luz “a cada propietario se le compensarán sus excedentes, pero la compensación simplificada tiene un límite económico. Ninguna de las facturas mensuales puede exceder la valoración de esos excedentes de lo que es la compra de la energía deficitaria, de ahí que la cuestión clave sea tener un buen diseño de la instalación para que los excedentes no sean muy grandes”.
Morales señalo que existe una tercera vía “que está anunciada pero no desarrollada”, que es la compensación dinámica. Esto permitiría intercambiar la energía, es decir, que el propietario pueda ceder la energía que no ha consumido al vecino y vicerversa.
Gran potencial y apoyo de las administraciones
La presidenta del Colegio de Administradores de Fincas de Madrid, Isabel Bajo Martínez, explicó durante su intervención en el VI Foro Solar el alto potencial de la Comunidad de Madrid en fotovoltaica. A este respecto, cifró en 13.000 las hectáreas de posibles tejados para instalar fotovoltaica, de las que entre 6.000 y 7.000 hectáreas serían energéticamente viables.
La ponente señaló que el nivel de concienciación en todo lo referente a sostenibilidad ha crecido entre la población “y esto está favoreciendo la implementación de este tipo de instalaciones”. Sin embargo, hay cosas que limar. Además de salvar el escollo de la inversión, “que siempre está ahí”, uno de los principales problemas se centra en la toma de acuerdos en las comunidades de propietarios. “Aprobar la implementación de placas fotovoltaicas en cubierta requiere el acuerdo de un tercio de propietarios que represente un tercio de cuotas y, tal y como está la Ley de Propiedad Horizontal, es bastante complicado, de ahí que sea necesario modificar esta Ley”. “Dicho acuerdo –añadió- se tiene que tomar en la propia junta de la comunidad y, una vez aprobado, solo implica a los propietarios que han aceptado”.
Isabel González Cuenca, Jefa del Servicio de Energía del Gobierno de Andalucía, señaló que esta Comunidad Autónoma lleva mucho tiempo apostando por el autoconsumo, “incluso cuando la normativa era menos favorable, con una estrategia diseñada y que hemos tenido que modificar en los dos últimos años para facilitar los trámites”, en especial de las instalaciones pequeñas (menos de 100 kW).
Con el objetivo de facilitar la comunicación y el conocimiento, la comunidad andaluza cuenta con una Mesa para el Fomento del Autoconsumo, formada por tres grupos de trabajo: “uno de tramitación para simplificar y aclarar, uno de formación destinado a instaladores y otro de comunicación dirigido a la ciudadanía”. También se ha creado un cuarto grupo de trabajo para implicar a Ayuntamientos y entidades locales.
La ponente destacó el alto potencial del autoconsumo para instalaciones colectivas en esta región, tanto a nivel residencial como industrial. Y al igual que en otras regiones, como la Comunidad de Madrid, Andalucía también ha puesto en marcha una serie de incentivos (cuyos fondos se han agotado) para instalaciones de autoconsumo, una de las cuales está destinada al autoconsumo compartido, diseñada específicamente para Ayuntamientos.
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