La necesaria transición para la descarbonización

El enorme esfuerzo tecnológico por parte de los fabricantes, proveedores de los materiales y productos necesarios, se reunifica en nuestros almacenes. Somos plenamente conscientes de nuestra contribución al proceso de cambio a energías más limpias y sostenibles. El nuevo escenario nos resulta conocido y asequible sin ninguna excepción. Pero también somos conscientes de que el paso del uso de las energías de procedencia fósil a las renovables requiere de un proceso de transición, cuya duración dependerá de las inversiones que se hagan precisamente para la sustitución de energías más contaminantes por otras verdes y limpias.

Cabe preguntarse, sin embargo, si es posible en la práctica, abandonar de golpe la climatización de los edificios más antiguos que aun utilizan combustibles fósiles, los 6 millones de calderas menos eficientes aun en funcionamiento, son un buen ejemplo de ello. Responder a esta pregunta requiere contestar a otras previas; ¿es el coste de estas nuevas energías asumible por el consumidor? ¿se puede hablar de un desarrollo suficiente en la obtención y uso de energía renovable? ¿es económicamente posible la sustitución total de las actuales instalaciones térmicas? ¿tenemos suficientes profesionales para acelerar la tasa de renovación pretendida?

El coste actual del KW, la disponibilidad de espacio en las viviendas y edificios ya construidos, el desarrollo de la generación de biogases o el hidrógeno verde resultan claves en todo este proceso.

La aerotermia, geotermia, biomasa, bombas de calor, paneles solares y otros muchos sistemas de claro componente eficiente y renovable se van imponiendo al tiempo que generan empleo, tanto en obra nueva como en la rehabilitación de viviendas y edificios. A pesar de estos avances nos encontramos con la dificultad de que no todas las viviendas fueron diseñadas para albergar los nuevos sistemas y el coste de estas instalaciones tampoco está al alcance de todos los consumidores.

A la vista de todo lo anterior, la puesta en marcha de la economía circular y hacer hincapié en la reducción del consumo de energía será la clave para la efectiva descarbonización si no queremos generar la llamada “pobreza energética” en aquella parte de la población que, por los motivos anteriormente citados, no tendrá acceso al cambio total de su instalación térmica.

Hay que poner a disposición del consumidor las diferentes opciones para que pueda elegir aquella que encaje mejor en su situación. Aun queda mucho trabajo por hacer para lograr las descarbonización del sistema y aquí seguiremos dispuestos a contribuir en el proceso de reducción de consumo, reducción de emisiones y uso de energías verdes. 

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