Descarbonización en la Edificación: Realidad y Retos de Futuro | Lupa Temática

• Ramiro Garcia Navarro, director de Innovación y desarrollo en el centro tecnológico del fabricante SIKA, empresa que desde 1954 desarrolla productos químicos para la construcción.
• Guillermo Martínez López, consejero Técnico de la Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental y de la Oficina Española de Cambio Climático en el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico 
• Dolores Huerta, directora general del Green Building Council España 
• Iñaki Alonso, arquitecto, consultor y promotor de proyectos de covivienda ecológica para comunidades y proyectos de coworking “triple balance”

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El Ciclo de Vida de Carbono

Los edificios tienen un ciclo de vida muy largo, que dura décadas. El Ciclo de Vida de Carbono de los edificios se inicia desde el momento en el que el edificio comienza a construirse, incluso desde la extracción y el transporte del material. Una vez construido, todo el uso que se le dé a esa construcción, al igual que todas las reformas que se le realicen, forman parte también de este ciclo. Finalmente, también es importante el derribo o el desmantelamiento del edificio y todos los procesos que se llevan a cabo, incluido la disposición final de los residuos o el reciclaje de los materiales, que deben ser lo más respetuosos posible con el medio ambiente.

En este sentido, se hace la distinción técnica del carbono embebido y el carbono operativo. El carbono embebido hace referencia al carbono que se emite durante la construcción del edificio, y el operativo al que se emite durante el uso.

El conjunto de emisiones de carbono generados en la totalidad de esos procesos en los que el edificio se construye, se utiliza y se desmantela, es conocido como el Ciclo de Vida de Carbono o la Huella de Carbono de los edificios. En este proceso hay que tener en cuenta conceptos como el carbono fósil evitado, que hace referencia a la disminución de necesidad de combustibles fósiles tanto para el carbono embebido como para el operativo, o también el carbono que se amortigua al utilizar materiales que provienen de elementos de fijación del carbono como los árboles.

En la transición energética y ecológica, el sector de la construcción está teniendo la oportunidad de demostrar que es un sector que apuesta por la sostenibilidad. Las herramientas que tiene a su alcance son cada vez más y, esto sumado a la concienciación de los usuarios en materia de eficiencia energética y sostenibilidad, hace que el escenario que se abre sea esperanzador.

Las mediciones y los datos del sector

En lo que se refiere a las emisiones de carbono de un edificio, se considera que casi el 50% de las emisiones son atribuidas al carbono embebido. Es decir, en ese proceso de construcción, elección de los materiales y disposición de los residuos se incluye la mitad de la huella de carbono de un proyecto constructivo.

Con respecto al parque histórico de viviendas, es imposible conocer cuál es el carbono embebido que se emitió en su momento de construcción, pero sí tenemos una realidad: esas inversiones de carbono ahora están consumiendo más de lo que deberían. Mejorar y rehabilitar esos edificios nos puede ayudar a seguir aprovechando la inversión de carbono que se hizo en su momento al construirlas, y al mismo tiempo reducir sus consumos de cara a futuro.

La rehabilitación de viviendas debe ser uno de los ejes de acción principales del sector. Existen gran cantidad de ayudas para llevar a cabo este tipo de intervenciones que a veces no son recibidas porque los usuarios no las solicitan, bien por no conocer estos procedimientos o bien porque la rehabilitación no entra en sus planes. Por ello, una de las claves para acometer la rehabilitación es concienciar al usuario y divulgar sobre la importancia de rehabilitar.

Por lo tanto, las dos líneas principales de trabajo son la obra nueva y las rehabilitaciones. En una ya se diseña con criterios más eficientes de emisión de carbono, y en la otra se debe actuar para actualizar la vivienda o edificio a los nuevos criterios de construcción, como la construcción de vivienda en seco o la construcción industrializada. Pero ambas líneas son igual de importantes para poder asegurar un futuro sostenible: se estima que para el 2050 el 40% del carbono va a provenir de los nuevos edificios y el 60% del parque de 25 millones de viviendas existentes hoy en España.

En obra nueva, los edificios que tratan de llevar ese bajo consumo y producción de energías renovables un paso más allá. Ya existen en el parque de viviendas edificios cuyo balance energético es positivo, es decir, que son capaces de producir más energía de la que consumen. Esto se consigue a través de la maximización de la eficiencia energética e instalando un gran aporte de energía renovable.

Retos del sector de la construcción

El primero de ellos tiene que ver con lo ya comentado: articular un sector de la rehabilitación funcional y operativo que permita mejorar las viviendas existentes, sostenible más allá de las ayudas del sector público.

Cómo no, también ser didácticos con el usuario final, y ser capaz de hacerle entender la importancia de la elección de algunos de los materiales y sustentar esa divulgación a través de datos obtenidos con mediciones. Convertir la idea del gasto en una inversión que se va a revalorizar para los usuarios.

Otro de los retos es llegar al 2050 con el 100% de las viviendas descarbonizadas. Todas las medidas que se proponen son herramientas para conseguir esos objetivos, ser capaces de pasar de las 30.000 a las 300.000 viviendas rehabilitadas al año.

Las ayudas no van a ser para siempre, por lo que el sector debe crecer teniendo en cuenta que un día esas ayudas no van a estar, y debe ser sostenible y atractivo por sí mismo, ofreciendo a los usuarios la capacidad de ahorrar de cara al futuro gracias a los cambios y medidas que implemente.

Generar instrumentos de financiación circulares también podría ser una opción interesante. En vez de apoyarse tanto en ayudas a fondo perdido, una alternativa sería que la Administración Pública permitiese inversiones que fueran sujetas a la escritura de la vivienda. Es decir que, si esa vivienda se vende, la Administración Pública obtendría un retorno económico en base a la revalorización de la obra gracias a la intervención de rehabilitación realizada.

Un aumento de la edificabilidad de los edificios también sería una herramienta para la rehabilitación. Es decir, añadir un piso más a un edificio podría permitir financiar la rehabilitación del propio edificio, aumentando la densidad poblacional y evitando la expansión desmedida de ciudades.

A nivel normativo hay objetivos muy interesantes:

• Objetivos 55: paquete europeo con objetivos a 2030, 45% de reducción de emisiones respecto a los niveles de 2005, un objetivo de eficiencia energética de 45% de mejora y un objetivo de renovables del 39% en el consumo final de energía.
• El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima: 32% de reducción de emisiones con respecto a 1990, un incremento del 48% en lo que se refiere al uso de energía renovable y un incremento del 44% de la eficiencia energética.
• Plan Repower: Objetivo de 30 millones de bombas de calor en Europa para 2030.

Podemos concluir, que el sector ya está cambiando, lo está haciendo sin vuelta atrás y que los cambios van a irse produciendo cada vez a más velocidad. Las nuevas generaciones tienen una mentalidad diferente y una exigencia mayor con respecto a la sostenibilidad. Para seguir en este camino y cumplir la normativa y las expectativas sociales es necesario el trabajo conjunto y la implicación de todos los agentes del sector.

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