¿Cuántos años dura el SATE?
- Escrito por Idoia Arnabat CALORYFRIO
El Sistema de Aislamiento Térmico por el Exterior es una de las soluciones más eficaces a la hora de mejorar la eficiencia energética de los edificios. Sin embargo, la durabilidad del SATE depende de varios factores como la calidad de los materiales, la instalación o el mantenimiento.
En condiciones ideales y con un mantenimiento adecuado, lo esperable de un sistema SATE es que tenga una vida útil de, al menos, 20 a 30 años sin mantenimiento. Sin embargo, este período puede ser más largo en algunos casos, llegando a los más de 50 años si se realiza un cuidado correcto. La calidad de los materiales, la ejecución por parte de la mano de obra, el mantenimiento, así como la exposición a factores ambientales como la radiación ultravioleta, la humedad y la contaminación, son factores clave en la determinación de la vida útil de estos sistemas.
Es importante recalcar que el mantenimiento regular es esencial para prolongar la durabilidad del SATE. Las inspecciones periódicas y la limpieza son prácticas importantes para mantener el sistema en buenas condiciones, previniendo problemas que puedan acortar su longevidad.
Aspectos que afectan a la durabilidad del sistema SATE
La durabilidad del SATE es esencial para garantizar que el sistema cumpla su función de mejorar la eficiencia energética y la resistencia del edificio durante muchos años. De hecho, este factor es clave para determinar cuántos años perdurará el sistema de aislamiento térmico por el exterior ofreciendo un buen rendimiento.
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Como ya se ha comentado anteriormente, la vida útil del SATE se extiende más allá de los 20-30 años sin realizar ninguna tarea de mantenimiento. En este sentido, son varios los factores que afectan a la longevidad del sistema y que pueden permitir superar los 50 años de durabilidad:
1. Calidad de los materiales:
La elección de materiales de alta calidad, y del sistema general, es fundamental. Los sistemas de aislamiento térmico por el exterior suelen utilizar poliestireno expandido (EPS), poliestireno extruido (XPS) o lana de roca como aislante. Estos materiales deben ser resistentes a la humedad y a otros factores ambientales para mantener su rendimiento a lo largo del tiempo.
2. Instalación adecuada:
La instalación del SATE debe ser realizada por profesionales cualificados. Un montaje incorrecto puede comprometer la durabilidad del sistema y causar problemas como infiltraciones de agua, desprendimientos de revestimiento o grietas. Para ello, es importante contar con profesionales que hayan superado algún curso SATE.
3. Protección contra impactos y daños mecánicos:
El sistema de aislamiento térmico exterior, como otras soluciones, puede ser vulnerable a daños mecánicos, como golpes o impactos. Es importante implementar medidas de protección, como revestimientos exteriores resistentes o zócalos, para evitar daños que puedan reducir su vida útil.
4. Localización del edificio y exposición a agentes externos:
Pese a que el SATE está diseñado para dar respuesta a las necesidades energéticas en cualquier ubicación, su rendimiento puede verse afectado en áreas con condiciones ambientales más extremas.
Edificios que están constantemente expuestos a fuertes vientos, lluvias intensas o la radiación solar directa pueden experimentar un desgaste más rápido en comparación con aquellos que se encuentran protegidos entre otros edificios.
Pese a ello, si se ejecuta de forma adecuada y se somete a un mantenimiento regular, el SATE puede preservar su integridad y propiedades durante varias décadas.
5. Mantenimiento regular:
Para que la vida útil del sistema sea la esperada, es importante acometer un mantenimiento adecuado a lo largo del tiempo. Para ello, es relevante realizar algunas inspecciones periódicas y una limpieza regular. Estas acciones pueden ayudar a prolongar la longevidad de la solución, manteniendo un rendimiento óptimo en términos de aislamiento térmico y resistencia a los elementos externos.
Para el mantenimiento y limpieza de la fachada, el perfil profesional indicado es el del aplicador o pintor, que cuente con formación en SATE. Sin embargo, para tratar una reparación que afecta a las capas internas del sistema, tendrá que intervenir un arquitecto técnico.
¿Cómo realizar el mantenimiento del SATE?
Acometer el mantenimiento del sistema de aislamiento térmico exterior es tan relevante como realizar una instalación adecuada. Como se ha explicado, la propia solución garantiza una protección de la fachada superior a 20 años, que puede llegar hasta varias décadas más si se acompaña de revisiones y un mantenimiento periódico. Estas son las principales recomendaciones para llevar a cabo inspecciones y trabajos de mantenimiento:
- Cada 3 años: Es fundamental realizar una revisión visual minuciosa de la fachada. Durante esta evaluación, se analizará el estado general de la superficie en busca de pequeños defectos que puedan poner en riesgo la integridad de áreas específicas. La humedad o el frío pueden agravar los desperfectos y convertirse en problemas significativos en un corto período de tiempo.
- Cada 5 años: Además de la inspección visual, se deben reparar las imperfecciones que se detecten, como las grietas. También se recomienda llevar a cabo una limpieza profunda de la fachada para eliminar microorganismos que podrían estar afectando a la capa de protección externa.
- Cada 10 años: Después de una década, es necesario realizar un examen visual exhaustivo de la fachada y llevar a cabo reparaciones adicionales si es necesario. Durante esta evaluación, se realizarán comprobaciones detalladas para evaluar el estado del aislamiento exterior. Si se detecta que el material se ha debilitado o ha perdido densidad, será crucial retirar la capa exterior existente y aplicar una nueva. El aislante interior se mantendrá íntegro para garantizar la eficiencia en el aislamiento del edificio.
En definitiva, aunque no hay un número determinado de años que aplique a la durabilidad de todos los sistemas SATE, lo más habitual es que, como mínimo, la vida útil de esta solución sea de 20 a 30 años. La vida útil real dependerá de múltiples factores. Por eso, si se le suma un mantenimiento y cuidado adecuado, tal y como se ha explicado, la longevidad del sistema de aislamiento térmico exterior puede ser superior a los 50 años.
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