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Energías renovables para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero

energías renovables como la solar o la biomasa ayudarán a reducir las emisiones a la atmósferaEl acuerdo final logrado en la COP25, celebrada en 2019 en Madrid, señalaba la necesidad de aumentar la ambición climática de las naciones y la necesidad de cumplir de forma efectiva el Acuerdo de París. La COP26, postergada por la pandemia, se celebra en Glasgow este noviembre para apuntalar los avances logrados en el encuentro anterior. 

Así, entre los objetivos de esta conferencia se encuentran las cero emisiones netas de gases de efecto invernadero para el año 2050 y la confirmación del compromiso para mantener el aumento de la temperatura por debajo de los 2 grados. Para alcanzar estas metas, invertir en una alternativa de generación de energía eléctrica que minimice las emisiones de gases de efecto invernadero resulta esencial.

Energías limpias para la descarbonización de la economía

No hay duda de que para frenar la emergencia climática son necesarios grandes esfuerzos para cambiar el modelo productivo. En esta tarea es fundamental poner en marcha una transición energética que dé protagonismo a las fuentes de energía renovable.            

En esta línea, y de cara a la cumbre 26, se planteará para España una reducción del 23% en la próxima década respecto a 1990. Son dos puntos más que el compromiso actual, sin duda cifras ambiciosas para el modelo energético español. Pero las ventajas de llevar a cabo un completo proceso de descarbonización no solo supondrá una reducción de un tercio los niveles de contaminación atmosférica. También evitará, según el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 (PNIEC), 2.400 muertes prematuras anuales.

En este sentido, la Ley de Cambio Climático y Transición Energética aprobada en mayo del 2021 pone el foco en la sustitución de la energía sucia por fuentes renovables y en la apuesta por la circularidad de la economía, con una clara orientación a mejorar la eficiencia del uso de recursos y a la inversión en soluciones tecnológicas inteligentes. Esta norma plantea como herramientas para abordar la transición energética el mencionado PNIEC y la Estrategia de Descarbonización a Largo Plazo (ELP 2050) que marca el camino a la neutralidad de carbono para el año 2050.

¿Cómo reducir las emisiones de gases de efecto invernadero?

Cuando alcancemos la mitad de siglo, el modelo energético deberá basarse en fuentes renovables al menos en un 97%. Asimismo, la producción eléctrica deberá ser 100% renovable no más tarde de esa fecha. Con unos objetivos tan exigentes es clara la necesidad de invertir en fuentes alternativas de energía que permitan disminuir de forma drástica la emisión de gases de efecto invernadero y mitigar la dependencia energética del exterior.

Hay varias formas de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de nuestro sistema energético sin dejar de cubrir la demanda. Usar hidrógeno verde en industrias muy intensivas, invertir en bioenergía, apostar por la captura de CO2, el ecodiseño y la circularidad son algunas de las herramientas. Pero, la medida más eficaz para lograr las metas de reducción de emisiones es la apuesta por las energías renovables

Además, hay que tener en cuenta que un modelo basado en energías limpias es positivo para el planeta y también para la economía. Se calcula que los sectores de las renovables y de ahorro energético crearían más de 3 millones de puestos de trabajo en España para el año 2030, aumentando además dos puntos el PIB y disminuyendo la factura energética, al tiempo que se favorecería el desarrollo rural y se haría frente al reto demográfico.

Eliminar la dependencia de los combustibles fósiles y transitar a un nuevo modelo energético basado en las renovables

Según informes de Red Eléctrica de España, en mayo de 2021 España batió su récord de producción con energías renovables con casi el 51%, cifra que alcanza el 73% si se suman las tecnologías como la nuclear, que no emite CO2 de forma directa. La eólica es la primera generadora de energía, mientras que el carbón sigue con su caída imparable, ocupando apenas el 1.5% de la producción. 

Pero no bastará con lograr una generación eléctrica 100% renovable y centrar los esfuerzos en la eficiencia energética si se siguen usando combustibles fósiles en transporte, industria o edificaciones. Por eso es necesaria una transición inteligente que permita alcanzar un modelo neutro en carbono sin comprometer la economía.

Aumentar la eficiencia energética y reducir el consumo

Ambas metas van de la mano. Por un lado, es clave invertir en el uso eficiente de la energía a través de actuaciones que mejoren la eficiencia energética. Es el caso de la electrificación del transporte y del aislamiento térmico de las edificaciones para conseguir edificios de consumo casi nulo (ECCN) con autoconsumo.

Además, resulta imprescindible la concienciación de la sociedad en su conjunto sobre la necesidad de usar de forma eficiente la energía. Así, el ELP 2050 prevé que la mejora de la eficiencia energética junto al ahorro supongan una reducción a la mitad del consumo de energía primaria para el año 2050.

Favorecer un modelo energético descentralizado y participativo

El desarrollo de políticas que promuevan la generación distribuida es fundamental para conseguir una capacidad de energía flexible que se ajusta en tiempo real a la oferta y a la demanda. Cuanto más alta sea esta capacidad y más abierto esté el mercado, más posibilidades de éxito tendrá la transición energética, como señalamos en el artículo La transición energética puede quedarse a medias

Para ello es necesario el desarrollo de políticas que impulsen el autoconsumo eléctrico y la participación de los consumidores en el sistema eléctrico como generadores y participantes en la gestión de la demanda. De este modo, según el informe del Observatorio de Sostenibilidad “1 millón de tejados solares en España”, para 2025 se podría producir energía suficiente para abastecer a 7,5 millones de personas, generando además más de 15 mil empleos.

Nuevas políticas para potenciar las energías renovables

Ante el reto global que supone la crisis climática son ineludibles las políticas energéticas que fomenten la implantación de energías renovables en España. Por esta razón, en el contexto del Plan de recuperación económica para superar la crisis de la COVID, se contemplan más de 3.000 millones de euros para la transición ecológica. 

Asimismo, con las inversiones para energías renovables incluidas en el programa Next Generation EU se llevarán a cabo reformas para modelar un nuevo sistema energético y desplegar energías renovables. Se les sumarán otras medidas como impulsar la economía circular y la movilidad sostenible. 

En esta línea se encuentra también la Estrategia de Transición Justa, que tiene como objetivo minimizar el impacto del cambio de paradigma y generar empleo de calidad.

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