El gas renovable, y en concreto el biometano, es un factor determinante en el proceso de descarbonización del sector energético. Este gas verde es, en realidad, totalmente intercambiable por el gas natural clásico por lo que puede distribuirse a través de la infraestructura de gas existente en todo el país y emplearse en las mismas aplicaciones energéticas en hogares, industrias, comercios y también la movilidad.
De hecho, en el 2019 se inyectó, por primera vez en España, gas de origen renovable en la red de distribución y en estos momentos existen en nuestro país cinco proyectos que inyectan biometano en el sistema gasista. La previsión es que, en 2050, todo el gas que circule por nuestras ciudades sea renovable.