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La flexibilidad del sistema energético, clave para el cambio a un nuevo modelo con un consumidor más activo

Javier García Breva informeLa forma de producir y consumir energía en el mundo ha cambiado. Las nuevas directivas europeas incluidas en el ‘Paquete de Invierno’, abren el camino hacia un cambio de modelo energético basado en la generación distribuida, mucho más eficiente y rentable económicamente que el modelo centralizado, donde el consumidor cambia de un perfil pasivo a jugar un papel activo en el mercado eléctrico, y donde se busca reducir el consumo de energía mediante el uso de fuentes limpias y autóctonas que no perjudiquen el medio ambiente.

Estos son algunos de los puntos más destacados que Javier García Breva, Asesor en Modelos Energéticos, recoge en su último informe ‘La energía flexible: cómo abaratar el precio de la luz’, presentado ayer en la sede del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE). Además de la participación de los consumidores activos, el documento también señala como elementos clave del nuevo modelo energético, la apertura de la competencia con nuevos actores para el desarrollo de los usos de la energía, incentivar la innovación energética para aproximar la generación a los centros de consumo y desarrollar el principio de quien contamina paga.

El informe también deja patente que la falta de competencia y de más renovables está encareciendo el precio de la electricidad, de ahí que el autor ponga el foco en los beneficios que la expansión de las energías renovables y el despliegue del almacenamiento, el autoconsumo y el vehículo eléctrico van a tener en la transformación del sistema energético.

La oportunidad de combinar estas tecnologías, señala el informe, “está cambiando la forma de genera y consumir la energía, desplazando modelos de negocio convencionales hacia nuevos modelos basados en la electrificación de la demanda mediante el uso de renovables con almacenamiento”; de hecho, en algunos países el almacenamiento híbrido ya compite con las centrales de gas y de carbón. En este sentido, las previsiones hasta 2040 hablan de una tendencia de costes decrecientes en estas tecnologías a medida que el mercado se incrementa, mientras que las energías convencionales tienden a aumentar sus costes.

Javier Garvía Breva Idae

Ajuste entre oferta y demanda

Pero, qué se entiende por energía flexible. Según García Breva es “el resultado de ajustar la oferta y la demanda de energía en tiempo real en cada centro de consumo para reducir dicha demanda, consumiendo sólo la energía que se necesite y desplazando esa demanda en los momentos en que haya más generación renovable”.

Esto se consigue, señaló el autor del informe “a través de la interacción entre el autoconsumo con renovables, el autoconsumo con baterías de almacenamiento, el uso de aplicaciones inteligentes (como el contador inteligente) y el punto de recarga para el vehículo eléctrico, de manera que éste último forme parte de la gestión energética del edificio”. García Breva también apuntó que la energía flexible sólo es posible con la “más alta eficiencia energética, siendo el consumidor el dueño de esa energía”, y entre sus principales ventajas señaló el hecho de que “hace innecesaria la energía de respaldo”.

Para explicar este último punto, puso dos ejemplos: la previsión de que en EEUU haya 88 GW de flexibilidad de la demanda residencial en 2023 gracias al autoconsumo con almacenamiento de energía y la carga de vehículos eléctricos en las viviendas, con incentivos al consumidor que adquiera estos dispositivos a través de contadores y tarifas inteligentes. Y de que en Reino Unido el regulador esté trabajando con la previsión de que para 2025 pueda sustituir todas las centrales de carbón y de gas por renovables con almacenamiento y con gestión inteligente de la demanda. En ambos casos, el consumidor puede participar directamente en el mercado eléctrico.

En este sentido, García Breva señaló que el reto a 2030 “no es hacer un ‘mix’ con gas y renovables a gran escala, sino proyectos renovables próximos a los centros de consumo como la mejor herramienta para bajar el precio de la luz”. De hecho, el experto quiso hacer hincapié en lo que está pasando en algunas regiones como Murcia, “donde se están desarrollando grandes proyectos fotovoltaicos de más de 400 megavatios que han colapsado la capacidad de la red eléctrica”.

Esta situación, añadió,” está provocando que no haya hueco para las futuras peticiones de los agricultores que quieran usar fotovoltaica para autoconsumo para sus regadíos, ya que no van a tener capacidad para conectar”. García Breva calificó estos proyectos de “absolutamente salvajes” y mostró su preocupación, “porque me recuerdan la burbuja fotovoltaica de los años 2006-2008”.

El informe también le dedica un espacio a la bioenergía, a la que califica de “imprescindible” para alcanzar los objetivos de reducción de emisiones “por ser decisiva en la gestión de residuos”. En este sentido, la biomasa, el biogás y su transformación en biometano como parte del concepto de economía circular, “son la mejor alternativa para una calefacción y movilidad sostenibles a precios mucho más bajos que los del gas o el gasóleo”.

El informe completo ya está disponible en www.tendenciasenenergia.es

Modificado por última vez enMiércoles, 21 Abril 2021 12:45

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