El error de relegar la eficiencia energética en el PNIEC 2021-2030
- Escrito por Javier García Breva
En cumplimiento del Reglamento (UE) 2018/1999, sobre la gobernanza de la Unión de la Energía y de la Acción por el Clima, el Gobierno de España presentó a la Comisión Europea su Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) para el periodo 2021-2030. El mecanismo de gobernanza tiene por objeto el cumplimiento de los compromisos de la UE de reducción de emisiones, en coherencia con el Acuerdo de París, a través de las estrategias para 2050 de descarbonización y planes nacionales integrados de energía y clima decenales.
El PNIEC se aplicará a las cinco dimensiones de la Unión de la Energía, descarbonización, eficiencia energética, seguridad energética, mercado interior e investigación, innovación y competitividad. Para todas ellas se establece como guía el principio “Primero, la eficiencia energética”, que en el artículo 2 de la gobernanza determina que todas las decisiones en materia de energía tendrán en cuenta medidas de eficiencia energética mediante la gestión de la demanda.
En el artículo 4 de la gobernanza se describen los objetivos nacionales que deberá incluir el PNIEC, entre los que destacan los que afectan a la eficiencia energética: objetivos de reducción de importaciones energéticas de terceros países, de flexibilidad del sistema energético, de participación de los consumidores en el sistema eléctrico a través del autoconsumo y los contadores inteligentes y la estrategia nacional de rehabilitación.
El PNIEC presentado por España establece objetivos para 2030 mucho más elevados de eficiencia energética (39,6%) y de renovables (42%) que los aprobados en la gobernanza (32,5% y 32%); por el contrario, el objetivo de reducción de emisiones (21%) queda muy lejos del objetivo de la gobernanza y del Acuerdo de París (40%). Resulta incongruente que con un mayor esfuerzo en renovables y eficiencia energética el objetivo de emisiones se quede en la mitad del objetivo europeo. Más aún si se tiene en cuenta que el único objetivo nacional vinculante es el de emisiones.
Si se exceptúa el objetivo histórico de reducción de la dependencia energética del exterior, que bajaría del 74% del PIB al 59%, el resto de los objetivos se centran en un mix energético con renovables y gas, sin nucleares ni carbón. Se da más importancia a las renovables y el almacenamiento a gran escala que a la generación distribuida y la eficiencia energética, que son la prioridad de las directivas de renovables y edificios. Mientras las directivas europeas están en clave de modelo energético descentralizado, el PNIEC sigue en clave de modelo centralizado.
Donde mejor se puede observar la diferencia es en los objetivos de flexibilidad del sistema energético y de rehabilitación de edificios. El aumento de la flexibilidad energética se establece en la gobernanza a través redes inteligentes, generación distribuida, gestión de la demanda, almacenamiento, señales de precio en tiempo real y agregadores que permitan la participación activa de los consumidores para aumentar la capacidad de energía flexible. En el PNIEC se trata la flexibilidad como un objetivo dirigido solo a las grandes eléctricas y transportistas y no a los consumidores domésticos y pymes.
El artículo 53 de la gobernanza establece que la estrategia nacional de rehabilitación forma parte del PNIEC y tendrá como objetivo la transformación de los edificios existentes en edificios de consumo de energía casi nulo para la descarbonización del parque edificatorio en 2050. Como la estrategia de rehabilitación se aplaza a 2020 y nada se sabe de la actualización del Código Técnico de la Edificación, queda en el aire si se seguirá rehabilitando con gas, como recomienda la estrategia de rehabilitación de 2014, o si las renovables, el autoconsumo y las aplicaciones inteligentes formarán parte del cálculo de la eficiencia energética de los edificios, como establece la Directiva (UE) 2018/844 de eficiencia energética de edificios, en vigor desde junio de 2018, pero sin ningún compromiso para su transposición en el PNIEC.
Los hitos de reformar la envolvente en 1.200.000 viviendas y 300.000 calderas hasta 2030 no solo es insuficiente sino ridículo, ya que a ese ritmo se tardará más de 200 años en rehabilitar el parque edificatorio, solo en la envolvente. No es coherente hablar de un objetivo de 5 millones de vehículos eléctricos sin hablar de objetivos de puntos de recarga y sin decir cuándo y cómo se va a transponer la obligación de la Directiva (UE) 2018/844 de instalar infraestructuras de recarga en toda la nueva edificación y en la que se rehabilite.
La eficiencia energética es la clave de la descarbonización. Lo que reclaman las directivas europeas a los gobiernos es que faciliten el acceso de los consumidores a la eficiencia energética, porque es la política energética que más puede reducir los costes de la energía y las emisiones.
Por Javier García Breva
Experto en Modelos Energéticos
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