Conflicto en Ucrania: El partido del gas lo juegan EEUU, China y Rusia

Escucha este artículo en podcast, con la intervención de Jose Ramón Freire: 

A pesar del éxito de la generación eléctrica renovable, nuestra economía es y será muchos años más fósil dependiente:  el transporte mundial dependiente de los hidrocarburos líquidos, nuestros campos de los fertilizantes (que se obtienen con amoniaco que proviene del  gas natural),  nuestra ganadería dependiente de cereales que crecen con productividades nunca vistas gracias a esos fertilizantes y a la maquinaria, el sector primario ha sustituido picos, palas, remos y bueyes por tractores, cosechadoras, palangreros, boniteros, vendimiadoras, excavadoras... el  plástico sustituye a la madera, el asfalto a la cerámica, etc.

Menos se ha escrito sobre los cereales, Ucrania es uno de los principales proveedores de trigo y maíz de la UE, un 29% de las exportaciones mundiales, la mayor parte de las cuales pasan por los puertos del mar Negro. Rusia y Ucrania también representan alrededor del 80% de las exportaciones mundiales de aceite de girasol. Rusia y Ucrania no fabrican ya nada importante, eso lo hace China, pero son estratégicos para nuestra alimentación. China importa más de 95 millones de toneladas de soja y China es el mayor importador de alimentos. Rusia y Ucrania son grandes productores de cereales que venderán a China a buen precio. Europa necesitará importar cereales de otros mercados, por ejemplo, de EEUU, el mayor productor-exportador mundial de Soja, Maiz y Trigo: EEUU 2, CHINA 2, EUROPA 0

Con cerca de un 40% del mercado mundial de exportación de armas y una guerra fuera de su territorio el resultado final del partido está claro: EEUU 3, CHINA 2, EUROPA 0

¿Qué puede hacer Europa para no perder más partidos?

Primero, jugar con más estrategia, más trabajo y menos buenismo. En Europa occidental nos gusta la libertad, debatir y compartir, pero si hablamos demasiado, reaccionamos tarde y compartimos todo, en breve las buenas ideas de Europa morirán con ella.

Segundo, reducir la dependencia energética, ya hemos visto que esto elimina uno de los elementos de inestabilidad del mundo, los apoyos a la generación renovable distribuida, a la valorización de residuos, a la economía colaborativa y circular, a la eficiencia en la utilización de recursos, son estrategias adecuadas, necesarias, pero no suficientes.

Tercero, reducir la dependencia alimentaria, la generación de alimentos antaño estaba distribuida, con la mecanización y la globalización, la producción de alimentos en determinados países aumentó y Europa abandonó el campo. Con una producción de alimentos cada vez más concentrada en pocos países y con una producción industrial ya no tan relevante en Europa, será cada vez más difícil cambiar coches por cereales. La dependencia alimentaria de Europa occidental está servida y la solución para el campo de la UE todavía no está en camino.   

Las ultimas guerras tenían un trasfondo energético, ésta, sin duda, también, pero ¿será el primer conflicto del siglo XXI también con trasfondo alimentario?