Acuerdo de París: Joe Biden devuelve a EEUU a la senda de la sostenibilidad

Joe Biden y sus políticas medioambientales

Joe Biden se presentó a las elecciones de EEUU con el Plan Biden para una revolución de energía limpia y justicia ambiental, en el que defendía la imperiosa necesidad de poner la crisis climática sobre la mesa. Los próximos 12 años pueden ser clave en el desarrollo de la lucha contra la subida de las temperaturas y el consecuente cambio climático, por ello Biden prometió invertir 1,7 billones de dólares en asegurar el futuro del país.

Uno de los objetivos más esperanzadores que plantea es que para el año 2050, EEUU sea un país cuyo mix energético esté basado al 100% en energía renovable y sus emisiones de carbono netas sean de cero. Además, se comprometió a invertir en investigación y desarrollo de energías limpias exportando este tipo de energías para ayudar a otros países a alcanzar esas cuotas de descarbonización.

Para retomar el Acuerdo de París, Joe Biden ha nombrado a un viejo conocido de la política sostenible internacional: John Kerry. Quien fuera exsecretario de Estado con Obama, es un incansable activista medioambiental que dejó para el recuerdo aquella ya memorable foto de la firma del histórico Acuerdo de París junto a su nieta Isabelle.

El primer año de mandato

Algunos expertos apuntan a que Joe Biden comenzará su andadura medioambiental con la suspensión de los acuerdos que fomentan el 'fracking' y la producción de petróleo y gas en Argentina. Una polémica inversión llevada a cabo por la Administración Trump a la que se opusieron varios senadores de EEUU, incluida la actual vicepresidenta, Kamala Harris. Además, los planes de inversiones externos en combustibles fósiles se frenarán, apostando por energías renovables. Entre las medidas que Biden planeaba en su primer año de mandato, reflejadas en su campaña electoral, destacamos algunas interesantes para el sector técnico:

• Invertir y reducir el coste de las baterías de iones de litio.
• Apostar por refrigeración y aire acondicionado con refrigerantes sin potencial de calentamiento global.
• Invertir y fomentar la construcción de edificios de consumo de energía nulo o casi nulo.
• El uso de energías renovables para producir hidrógeno verde libre de carbono al mismo costo que el gas.
• Descarbonizar el calor industrial necesario para fabricar acero, hormigón y productos químicos y reinventar materiales de construcción neutros en emisiones de carbono.
• Capturar dióxido de carbono de los escapes de las centrales eléctricas y secuestrarlo o usarlo para fabricar productos alternativos.
• Pequeños reactores nucleares modulares a la mitad del costo de construcción de los reactores actuales.

La importancia de la presencia de EEUU en el Acuerdo de París

Cuando Trump anunció en el año 2017 que EEUU abandonaba el acuerdo de París, todas las organizaciones, empresas o incluso ciudadanos con una firme creencia en la sostenibilidad se echaban las manos a la cabeza. Ya no solo porque el segundo país emisor de carbono después de China abandonase un acuerdo en el que alrededor de 200 países habían dejado su firma, que también, sino por el tremendo precedente que sentaba.

Los objetivos medioambientales de mantener el aumento de la temperatura de la Tierra por debajo de los 2ºC necesitan del compromiso del mayor número de países. Si un país como EEUU, en el cual el mundo pone sus ojos, decidía salir de dicho acuerdo, la presión internacional para que todos formaran parte de él podía relajarse. Es decir, la reflexión de “si EEUU no lo cumple, ¿por qué nuestro país sí?” era una de las peligrosas consecuencias de la decisión de Trump.

Por suerte, esta situación no se ha prolongado demasiado en el tiempo y los compromisos del resto de los países se han mantenido. El regreso de una potencia mundial como los Estados Unidos supone un nuevo empujón para el Acuerdo de París, además de una forma de reafirmar la necesidad de este.