Cómo adquirir energía 100% renovable
- Escrito por Montse Bueno
Las Bases del Pacto Nacional para la Transición Energética de Cataluña, aprobadas por el Govern de la Generalitat en enero de 2017, conllevaron el diseño de una hoja de ruta enfocada hacia un contexto futuro – 2050 aproximadamente – en el que está previsto que las energías renovables supongan el 100% del consumo energético y en el que se priorizará un modelo distribuido en el que la energía que se genere se consuma en buena parte en el propio territorio.
El Gobierno catalán es consciente de que este ambicioso objetivo requerirá la introducción de profundas transformaciones en el modelo territorial y sociocultural de Cataluña, ya que implicará avanzar hacia una estructura de captación y aprovechamiento eléctrico de recursos naturales autóctonos como son el viento, la radiación solar, el agua, la biomasa y la geotermia. De ese modo, argumenta la administración catalana, la energía de Km. 0 y de Km. 100 dejará de ser una opción para ser una realidad.
De hecho, producir energía eléctrica a centenares o miles de kilómetros de distancia supone, como expone Manel Torrent Aixa, director del Institut Català d’Energia (ICAEN), “un incremento de costes debido a, por un lado, las infraestructuras eléctricas que es preciso construir y operar para que ello sea posible y, por otro lado, a las pérdidas energéticas que se producen”. Es por este motivo que “la producción de energía eléctrica de proximidad debería de ser la primera opción cuando se piensa en cómo abastecernos desde un punto de vista eléctrico”. El autoconsumo eléctrico en el propio punto de consumo o el autoconsumo de proximidad – argumenta el director – “son las mejores opciones a la hora de materializar esta energía km. 0/100”.
Actualmente, tal y como se plantea desde el ICAEN, se dispone de tecnologías de producción eléctrica “como por ejemplo la fotovoltaica, que ha reducido muy significativamente su precio y que, por tanto, permiten generar nuestra propia energía eléctrica”.
Hasta ahora, habían existido barreras regulatorias que – razona - “han estado impidiendo el despliegue masivo de este tipo de generación, pero ahora seguramente estamos ya en un punto de transición hacia un nuevo marco normativo que resulta más favorable y que permitirá impulsar efectivamente la generación eléctrica fotovoltaica de proximidad y para el autoconsumo”. En este sentido, rubrican los expertos, también cabe pensar en la implantación de energías renovables a gran escala cerca de los territorios de consumo (Km.100) con, por ejemplo, “el desarrollo de proyectos eólicos o parques fotovoltaicos instalados en tierra y con la participación del propio territorio”.
Pasar de la energía de kilómetro 1.000/10.000 a la de kilómetro 0/100, en palabras del representante de la administración autonómica, “es una oportunidad de creación de negocios y de puestos de trabajo asociados al territorio: instalación de placas solares en edificios, renovación energética de las instalaciones en los edificios, digitalización de la red de distribución, instalación de sistemas de baterías, implantación de energías renovables a gran escala (energía eólica y parques solares fotovoltaicos), implementación de sistemas de almacenamiento eléctrico a gran escala,…)”.
Un nuevo modelo energético
La demanda eléctrica de origen renovable por parte de los ciudadanos y las empresas es un gran impulsor de proyectos renovables, pero también es preciso que se promuevan este tipo de proyectos “desde el final de la cadena de suministro”. Para lograr un sistema energético basado al 100% en energías renovables es necesario que, precisamente las energías renovables, “contribuyan más de un 50% en el sistema eléctrico en el año 2030” y, en consecuencia, se plantea que el desarrollo de nuevas iniciativas en materia de renovables también constituya “una apuesta del conjunto del sector vinculada a este nuevo modelo energético”.
Si la tecnología necesaria para impulsar la transición ya existe y se considera viable a nivel económico; si se prevé que a lo largo de los próximos años esas mismas tecnologías reduzcan su precio de mercado y, al mismo tiempo, incrementen sus prestaciones; si Cataluña dispone de un potencial en cuanto a renovables muy elevado que todavía está por explotar en lo que se refiere a energía fotovoltaica y eólica, con la que poder ir reduciendo progresivamente la dependencia exterior de combustibles fósiles como son el gas natural, el petróleo de automoción y el uranio,…para que la transición sea factible únicamente será preciso, como argumenta Manel Torrent, “aprovechar ese potencial, al tiempo que se modifican las normativas territoriales, urbanísticas y medioambientales que han de permitir el despliegue de esas fuentes energéticas”.
El resultado se prevé que constituya un paso capital hacia la democratización del sector energético, de modo que se produzca un cambio en el modelo de generación centralizada “en favor de otro que se distinga por ser diversificado y horizontal, en vez de vertical”.
Asimismo, se advierte desde esta institución, hay que tener en cuenta que “el despliegue masivo de las renovables en Cataluña tendrá un impacto sobre el territorio, dado que este tipo de tecnología supone un uso de suelo significativo. Aunque se priorizará la utilización de tejados de edificios y naves industriales, el alcance del objetivo final requerirá una ocupación del suelo no despreciable, pero poco significativa a nivel global”.
El factor diferenciador
En el momento en que el consumidor eléctrico juega un papel importante en la transición energética a través del poder que le otorga su decisión de compra, resulta obvio que, como apunta este experto, “cuantos más consumidores eléctricos soliciten energía eléctrica renovable, existirá más interés a la hora desarrollar nuevos proyectos renovables, puesto que se está obligando a las comercializadoras eléctricas a aumentar el peso de estas fuentes energéticas en su cartera. Ésta es una señal muy clara que todos podemos enviar de manera muy sencilla al sector para contribuir a sus transformación”.
De hecho, éste podría ser uno de los factores diferenciadores de cara a unas empresas comercializadoras que “tienen la capacidad de comprar energía renovable para venderla a sus clientes. Simplemente se trata de una estrategia empresarial que puede o no ser adoptada”. En este sentido, añade, es habitual ver como las pequeñas comercializadoras, que a menudo tienen dificultades para localizar aspectos diferenciales que las distingan de las grandes empresas competidoras, adoptan una política de venta de energía verde o renovable como estrategia de fidelización de sus clientes, ya que el mercado eléctrico ofrece poco margen de maniobra para poder hacerlo a nivel de precio eléctrico.
Asimismo, se insta desde la administración catalana a estar atentos a la evolución que pueda experimentar la figura del agregador o la empresa que se dedicará a gestionar la energía autoproducida por un buen número de usuarios domésticos con el fin de poder vender los excedentes o bien cubrir los excesos en la demanda. Se trata de una tarea que, se advierte, podría “coincidir parcialmente con la de las comercializadoras y podría ser que éstas quisieran prestar este servicio”.
Sostenibilidad y coherencia
En relación a qué le puede costar al consumidor optar por la energía 100% renovable, Torrent manifiesta que “es imposible fijar el precio de la energía a largo plazo, tanto en el marco de un modelo energético como el actual como con el que se propone”, pero lo que sí se sabe es que “el actual, aun siendo caro, no está contabilizando en el precio unas externalidades – en forma de impacto en el medio ambiente – que el nuevo no supondrá y, por tanto, sí se puede augurar que el nuevo será económicamente más sostenible y coherente”.
En esta línea, tal y como sostiene, son muchos los estudios que a día de hoy advierten que, a nivel global, el coste de la transición energética hacia un modelo energético renovable y eficiente “es inferior a los costes medioambientales que supondría seguir con el modelo actual”. Así pues, en una valoración que va más allá de los costes directos de la energía, lo que se puede observar ”es que sería más caro no hacer nada que llevar a término la transición energética”.
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