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Bioconstrucción y economía circular en la construcción de edificios sostenibles

bioconstruccionActualmente vivimos una época de cambios a todos los niveles. La pandemia provocada por la COVID-19 exigió el establecimiento de una nueva hoja de ruta a nivel europeo que nos acompañará durante los próximos años y las próximas décadas. Todo ello encaminado hacia la recuperación y, sobre todo, a la modernización de la economía, incluida la de España. Y en esta transición hacia una economía más avanzada, más sostenible y resiliente, se pone en valor otra manera de construir los edificios. Más centrado en las personas, en su salud y bienestar, además de respetuosa con el medio ambiente.

En este artículo nos centramos en la bioconstrucción y en la economía circular aplicada a la edificación. Dos conceptos que actualmente son tendencia, pero que realmente se empezaron a plantear hace mucho más tiempo de lo que nosotros nos pensamos.

Contexto

La revolución industrial trajo consigo la transformación del sector de la construcción. Con el paso de los años, los materiales, los sistemas constructivos y las instalaciones han evolucionado y se han tecnificado. Con ello se han dejado en el olvido técnicas y productos más naturales y propias de cada lugar. Los materiales de construcción, por poner un ejemplo, han ido incorporando químicos y sustancias que con el tiempo han demostrado ser perjudiciales para la salud de las personas. Tampoco ha importado, porque no se ha medido, cuántos recursos se utilizaban en el proceso constructivo y durante la vida útil del edificio para su funcionamiento (calefacción, refrigeración, iluminación, ventilación o uso de aparatos). Parecía como si los recursos fueran ilimitados. Hablamos de recursos como el agua o la energía entre otros. Y tampoco ha importado qué pasaba cuando un material o producto llegaba a su fin de vida y cuál era su destino final. Generalmente el vertedero.

El cambio climático, la contaminación del aire, la tierra y el agua han llevado a la sociedad a un cambio de paradigma. En este proceso de transformación han surgido acuerdos, políticas y normativas a todos los niveles, dirigidas a la transformación de diferentes sectores económicos, entre ellos, el sector de la construcción. Actualmente nadie pone en duda que los edificios tienen que ser eficientes en el uso de la energía. Tienen que estar correctamente aislados, contar con instalaciones térmicas eficientes y además aprovechar las energías renovables. Pero hay que ir más allá.

  • Los edificios también tienen que ser respetuosos con la salud de las personas

Por lo general, la mayoría de los espacios interiores de los edificios contienen fuentes de contaminación que afectan a nuestra salud. El ruido, la falta de luz natural, las vistas, los campos electromagnéticos, las radiaciones ionizantes o los compuestos orgánicos volátiles entre otros. Y no somos conscientes de ello. En este aspecto y en otros muchos más relacionados con la calidad del ambiente interior en los edificios, la bioconstrucción tiene mucho que aportar.

  • Los recursos son limitados

El modelo productivo de economía lineal se ha quedado obsoleto. Es necesario medir y evaluar la huella ambiental de los productos en general y de los materiales de construcción en particular. Conocer cuántos residuos se ponen en circulación y cuál será su destino final, y si se podrán reincorporar al proceso productivo. De esto va la economía circular. 

¿Qué es la bioconstrucción?

Generalmente se asocia la bioconstrucción con la construcción de casas ecológicas. Es decir, con el uso de materiales de construcción, naturales y ecológicos. Pero el concepto es mucho más amplio. El objetivo de la bioconstrucción es crear espacios donde habitar y trabajar más saludables y confortables, además de respetuosos con el medio ambiente. Es por ello que la bioconstrucción abarca muchos otros aspectos y no sólo qué materiales se utilizan para la construcción de edificios y como de ecológicos son. De hecho, cuando se habla de bioconstrucción, se habla de la biología del hábitat. 

¿Cuáles son los principios de la bioconstrucción o bilogía del hábitat?

Dicho todo lo anterior, se entiende que la bioconstrucción es la disciplina de la arquitectura que estudia la relación entre el ser humano y el hábitat edificado. El objetivo es alcanzar un equilibrio entre ambos y para ello es necesario cumplir con ciertos principios.

De forma resumida y de forma no exhaustiva, dichos principios son:

Integración en el medio

  • Integración en el entorno. Urbana y paisajística
  • Adecuada orientación y distribución interior.
  • Estudio geobiológico para la detección de geopatías, así como su prevención y solución.
  • Movilidad de los usuarios. Proximidad de los servicios básicos y medios de transporte alternativos y eficientes.

Uso responsable de la energía

  • Uso de sistemas energéticos con parámetros biocompatibles.
  • Estrategias de diseño bioclimáticas pasivas y activas. Aprovechamiento de las energías renovables. Aprovechamiento de la luz natural.
  • Instalaciones eficientes y de bajo consumo. Domótica.

Uso eficiente del agua

  • Análisis hidrológico y pluviométrico del lugar.
  • Recogida, almacenamiento, tratamiento y reutilización del agua de lluvia.
  • Uso eficiente del agua en el interior del edificio. Sistemas de reducción del consumo y de reutilización de aguas grises.
  • Depuración biológica in situ. Sistemas de depuración de aguas negras o residuales mediante bacterias.

Gestión responsable de los materiales y de los residuos

  • Empleo de materiales saludables, abiertos a la difusión del vapor y biocompatibles.
  • Uso de materiales cuyo fabricante haya realizado e informado de su análisis de ciclo de vida (ACV). Materiales que demuestren que su impacto ambiental es mínimo.
  • Gestión de residuos basada en las tres erres: reducción, reutilización y reciclado.
  • Aprovechamiento de los recursos del lugar. Fomento del empleo local.

Calidad del ambiente interior

  • Ventilación natural y transpirabilidad del edificio.
  • Integración de la vegetación en el interior del edificio o biofilia.
  • Calidad del aire interior teniendo en cuenta parámetros de temperatura y humedad, velocidad y ausencia de contaminantes (VOC, radón, moho, etc.). Todos ellos a lo largo de las diferentes estaciones del año.
  • Calidad emocional a través del cumplimiento de los requisitos personalizados del promotor, de bienestar físico y psicológico. Todo ello dentro del marco de la arquitectura sana. Incluso empleo de formas, texturas y colores que promuevan la armonía personal.

Formación del usuario

  • Desarrollo y entrega del manual de mantenimiento y uso del edificio. Prolongación de la vida útil. 

¿Qué es y cómo funciona la economía circular en la construcción de edificios?

La economía circular, es justo lo opuesto a la actual economía lineal del usar y tirar. Se basa en un nuevo sistema económico que busca producir bienes y servicios con el menor uso de recursos posible, extendiendo además su vida útil. Para ello, la economía circular promueve la prevención, la reutilización, la reparación y el reciclaje.

Pero no es sólo la economía del reciclaje. La circularidad consiste en hacer circular materiales que sean positivos, es decir, seguros y saludables. Hacer que el valor de esos materiales no se pierda, convirtiéndose en residuos, en un vertedero o incineradora. El objetivo es que sigan circulando.

Por lo tanto, necesitamos la economía circular porque los recursos son finitos. En este sentido, la circularidad funciona introduciendo la variable ambiental en los procesos productivos. Analizar y medir los recursos e impactos durante el ciclo de vida completo del material o producto. Desde la extracción de los materiales, pasando por su transformación, transporte, uso y fin de vida.

El sector de la construcción tiene una importante representación en este asunto por la cantidad de recursos que moviliza. Hoy en día existen herramientas capaces de evaluar y medir la cantidad de materiales que se ponen en circulación por la construcción de un edificio. El Material Passport es un ejemplo de ellos. A través de esta herramienta, los edificios son bancos de materiales. Los materiales, por lo tanto, dejan de ser futuros residuos, para convertirse en un activo que se coloca temporalmente en un lugar. Una vez ha cumplido su función en ese lugar, ese material se aprovecha en otro destino. Así cíclicamente. Además, el Material Passport incluye información de cómo extraer el material del edificio, para garantizar su recuperación del mismo y su valor. Y no sólo eso, también estima el valor económico del mismo. Por lo tanto, tenemos que diseñar edificios para que en un futuro sean desmontables y por lo tanto circulares. 

¿Qué significa Cradle to Cradle?

Cradle to Cradle se traduce de la cuna a la cuna.  Es un concepto ideado por los arquitectos William McDonoug y Michale Braungart. Surge en 2002 con motivo de la publicación del libro Remaking the way we make things. Es un enfoque relativamente reciente y fuertemente ligado a la economía circular. La idea es que cada producto vuelva a la tierra como nutriente bilógico y seguro o que vuelva al proceso industrial para su aprovechamiento en el ciclo productivo. Todo ello en un ciclo cerrado que se repite indefinidamente. Un ciclo en el que no existen los residuos, y en el que el final marca un nuevo inicio.

Por lo tanto, este concepto propone una nueva forma de diseñar los productos. No se trata de simplemente minimizar el impacto al final de la vida útil. Hay que acometer los problemas desde el principio. Es decir, hay que prever la mejor manera de reutilizar cada producto para aprovechar al máximo sus características intrínsecas.

Desde este enfoque, el Cradel to Cradel Certified consiste en un programa de certificación, mundialmente conocido, con relación a la circularidad de un producto. Básicamente es un estándar que evalúa los productos en base a una serie de criterios de economía circular:

  1. La salubridad del producto.
  2. El potencial de ciclabilidad.
  3. El uso de recursos renovables y gestión del carbono.
  4. Gestión del agua.
  5. Responsabilidad social

El Instituto Cradle to Cradle cuenta con un registro de productos  y  materiales certificados bajo este estándar. Es de consulta pública y ofrece transparencia a los fabricantes y capacidad de decisión a los consumidores. Su finalidad consiste en promover la economía circular a través de una metodología de evaluación en base a los criterios indicados anteriormente. La certificación otorga cinco niveles: básico, bronce, plata, oro y platino. 

Conclusiones

Somos lo que comemos y también somos donde vivimos. Según la OMS, y este es un dato ultra publicado, pasamos el 80% de nuestro tiempo entre cuatro paredes. En espacios interiores que pueden contener múltiples fuentes de contaminación que afectan a nuestro bienestar.

Invertir en bioconstrucción o bilogía del hábitat es invertir en arquitectura saludable y por lo tanto invertir en salud. Todos los profesionales, arquitectos e ingenieros, que nos dedicamos al sector de la construcción lo deberíamos de tener claro y en nuestra mano está la labor de su divulgación, de manera que dicho conocimiento se transforme en una demanda real por parte de nuestros clientes.

Pero no sólo eso, también hay que implicar al resto de agentes. Porque el reto de la economía circular es mayúsculo y la labor es importante. Diseñar y construir edificios pensando en que un día serán desmontados. Crear un pasaporte de materiales y de edificio que contengan toda la información necesaria, para su recuperación, reciclaje y reutilización. Un mecanismo, sin duda, que impulsará el mercado del material de segunda mano. Algo parecido a las aplicaciones de venta y compra de productos de segunda mano, tan popularmente conocidas, pero aplicado a los materiales de construcción.

Modificado por última vez enMiércoles, 20 Diciembre 2023 13:49

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