Las medidas de ahorro y eficiencia energética adoptadas en edificios se centran principalmente en la generación eficiente de calor y frio (calderas, enfriadoras...), la incorporación de fuentes de energía renovable, las características constructivas del edificio y la reducción de consumos (iluminación de bajo consumo, sistemas de recuperación de energía del aire de renovación...).
Todas estas medidas inciden en dos puntos clave: La generación y captación de energía, y el uso final de ésta. Sin embargo, existe un tercer punto clave, tan crítico como los anteriores pero frecuentemente descuidado. Se trata del Sistema de Distribución de la Energía, principalmente térmica, al ser conducida desde el punto de captación-generación hasta el punto de uso final.