Día Mundial de la Acción contra el Calentamiento Terrestre
- Escrito por Mikel Iturbe CALORYFRIO
El 28 de enero de cada año se celebra el Día Mundial Contra el Calentamiento Global o también llamado Día Mundial por la Reducción de las Emisiones de CO2. Esta fecha surgió en 1997, en la Convención Marco de la Organización de las Naciones Unidas, como un intento más de concienciar y sensibilizar a los habitantes del planeta sobre el cambio climático y los impactos ambientales que ocasiona.
La celebración de este día es un recordatorio para reflexionar y concienciar acerca de este fenómeno cuyas consecuencias pueden ser irreparables. Hablamos de un aumento de las temperaturas medias de la Tierra, acelerado a causa de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) originadas por la actividad humana. Las emisiones más preocupantes son las de CO2 o dióxido de carbono, producto de la quema de los combustibles fósiles como el petróleo, el gas o el carbón, utilizados como fuente de energía para la movilidad, los procesos industriales o incluso la obtención de energía.
Si bien es cierto que como ciudadanos individuales no parezca que la clave para terminar con el calentamiento global esté a nuestro alcance, como colectivo hay mucho que podemos cambiar. En primer lugar, un cambio en nuestros hábitos de vida puede tener un gran impacto directo en la reducción del calentamiento global, como un menor consumo eléctrico en nuestra vivienda, utilizar menos el coche o un menor consumo de gas en calefacción. Pero, además, hay ciertas decisiones que podemos tomar que también pueden ser clave para mitigar el calentamiento terrestre y su consecuente cambio climático.
Por ejemplo, votar a partidos en cuyo programa el medio ambiente sea un tema relevante, de forma que se puedan realizar cambios legislativos o estructurales en beneficio de las tecnologías renovables o sostenibles. En el ámbito de la climatización o el de los electrodomésticos apostar por productos con eficiencias energéticas elevadas a través de la etiqueta energética, de forma que a la hora de utilizarlos su consumo sea menor y su impacto ambiental también. Contar con sistemas renovables como un sistema de aerotermia combinado con suelo radiante o unos fancoils, puede reducir de forma drástica el consumo en calefacción o refrigeración de la vivienda.
Además, medidas como la rehabilitación energética de edificios también están al alcance de todos los ciudadanos. Hay que tener en cuenta que los edificios son utilizan aproximadamente el 41% de la energía que se consume, frente al sector del transporte, con un 33%, o el sector industrial, con un 26%. Las calefacciones y aparatos de aire acondicionado suponen dos tercios del consumo total de energía de un edificio, pero esto no se debe a un mal uso de estos, sino fundamentalmente a que España tiene un parque inmobiliario no diseñado para interactuar adecuadamente con las temperaturas exteriores. Mejorar los criterios de eficiencia de un edificio, con un mejor aislamiento, con sistemas como la ventilación mecánica controlada o implantando energías renovables, las emisiones podrían llegar a reducirse en un 90%.
Hay que tener en cuenta que cada una de las viviendas del parque edificatorio español emite al año a la atmósfera una media de cinco toneladas de CO2, lo que supone un gasto medio por hogar cercano a los 2.000 euros anuales. Y lo que deberíamos tener claro es que reducir la demanda de energía no va en detrimento de una pérdida de calidad de vida, sino que se trata de una apuesta por la implantación de medidas que contengan este gasto. Para ello es necesario que cuenten con unos buenos aislamientos, y que esté optimizado tanto en fachadas y cubiertas, como en huecos acristalados.
Debemos recordar que buscar siempre productos sostenibles con etiquetas ambientales contrastadas también es muy importante. Esta presión positiva en el mercado puede ser clave, ya que, si la demanda de estos productos crece, el mercado dará respuesta y todas las empresas mejorarán sus objetivos de sostenibilidad. Buscar productos con procesos de producción más sostenibles o con una gestión ambiental más saludable de los bosques, ya que son uno de los grandes fijadores del CO2 atmosférico, puede ser muy beneficioso para el planeta.
Finalmente, otra de las medidas que podemos aplicar en nuestra vida diaria es reducir el consumo de carne. Según señala GreenPeace, la ganadería por sí sola emite tantos gases de efecto invernadero como todo el transporte mundial, debido a los excrementos o al metano asociado a la producción. Además, también tiene efectos nocivos asociados como la deforestación derivada de la necesidad de superficies para el cultivo del alimento de las reses o del propio pasto.
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