CIAR 2015: "La acreditación de los profesionales como garantía de formación y reciclaje"
- Escrito por Idoia Arnabat CALORYFRIO
La sesión magistral de la tarde del 29 de abril en el Congreso Iberoamericano de Climatización y Refrigeración CIAR 2015 trató el tema de la formación profesional bajo el título "La acreditación de los profesionales como garantía de formación y reciclaje".
Camilo Botero de la Asociación ACAIRE de Colombia e Iñaki Morcillo de ATECYR fueron los ponentes que presentaron ante el auditorio la situación de las acreditaciones profesionales en sus respectivos países y la importancia de la formación continua para el desarrollo de los profesionales y de las empresas, sean de la región que sean.
Camilo Botero, por su parte, afirmó que en Iberoamérica "el tema de acreditación lo tenemos bastante atrasado en nuestra región, específicamente en Colombia, aunque vamos en el proceso de intentar hacer. En este círculo virtuoso que es la capacitación, la certificación y la normalización no se puede prescindir de ninguna de esas partes para que un profesional quede debidamente capacitado".Botero continuó su presentación explicando cómo desde ACAIRE y desde toda la comunidad colombiana que trabaja en nuestro gremio se proyecta hacia la consolidación del conocimiento y para esto tiene como uno de sus objetivos estratégicos la creación del ICAIRE, "el Instituto Colombiano del Aire Acondicionado y la Refrigeración, en el que se impartiría todo ese conocimiento y se darían las certificaciones de desempeño de producto", un proyecto que continúa hoy en día entre los objetivos estratégicos de la asociación iberoamericana.
En cuanto a las certificaciones profesionales, Botero afirmó que en su país "nos estamos aprovechando de las muy buenas certificaciones que tiene Ashrae, que tiene 6 programas de certificación".
Iñaki Morcillo del ATECYR por su parte, presentó cómo en el contexto general, la reindustrialización, la globalización y la competitividad son tres factores que afectan directamente al desarrollo del sector de la climatización y la refrigeración. "Lo macro nos afecta al sector de la climatización y refrigeración y la ligera mejoría de la economía que vivimos debemos enfocarla como una gran oportunidad para las empresas del sector debido a estos tres conceptos".
En este sentido, Morcillo destacaría el mercado abierto, dinámico y más si cabe después de la Directiva de Servicios "como una gran oportunidad no exenta de exigencias para las empresas y profesionales. La importancia cada vez más de una confluencia hacia un marco regulatorio común, que facilita la labor de las empresas y la importancia del idioma del eje iberoamericano como un factor potencial de oportunidades".
En relación a la reindustrialización tenemos la gran oportunidad del marco financiero europeo desde un ámbito general con la reciente publicación del Plan Junker y desde el punto de vista de la innovación con el horizonte 20/20. Creo que no debemos perder esta oportunidad independientemente que el tejido industrial principal del sector es pyme y sobre todo micropyme.
Y por supuesto la competitividad que en todos los foros es la palabra más utilizada en relación a un valor que añadan las empresas. La gran oportunidad de la innovación tecnológica de cara a alcanzar esa competitividad o mejora en la prestación de bienes y servicios a la comunidad. Y desde luego las políticas presentes y futuras en relación al ahorro y a la eficiencia.
Estos tres conceptos no los dejo de leer si no es a través del conocimiento fundamental de las personas que componen las empresas como valor fundamental añadido de las mismas. En estos términos sí que destacaría la cualificación de las personas y profesionalización de un sector que todavía tiene mucho por recorrer.
Esto es fundamental para abordar la adaptación a un entorno cada vez más cambiante por los grandes avances tecnológicos del sector y la penetración de las TIC a todos los niveles y la necesidad de incrementar los conocimientos transversales en el sector de la climatización y la refrigeración. Debemos estar preparados por lo tanto a corto plazo para garantizar la supervivencia de las empresas pero también con una visión al medio y al largo. Destacaría el horizonte 20 y el 30 y marcando la hoja de ruta hacia la 50.
Hay que señalar la dificultad que tienen los empresarios para encontrar personal cualificado que cubra las vacantes actualmente, al margen de la coyuntura de paro en la que nos encontramos. Nos debemos hacer la pregunta ¿qué va a demandar la sociedad, las empresas los clientes? Personas profesionales cada vez más cualificadas que tengan los conocimientos y habilidades para desempeñar su trabajo a lo largo de su carrera profesional con las competencias adecuadas.
También destacaría la importancia de la motivación más allá del conocimiento que deben de mantener las personas para mantener sus retos profesionales.
No encontramos ante la necesaria mejora de la profesionalización como garantía y seguridad en la prestación de un servicio. Y hablamos de seguridad, algo tan importante en este sector tan regulado con normativas de seguridad industrial.
La formación continua como un valor imprescindible para el sector y para la sociedad
La formación no es algo puntual sino que debe ser concebida como carrera de fondo. Los profesionales deben estar en constante formación tanto para el desarrollo personal como dentro de la propia empresa. Es vía fundamental para mantener el puesto de trabajo, para el reciclaje, la mejora y promoción dentro de la empresa y como una vía para la reinserción. Y como hándicap para avanzar en la sociedad del conocimiento, pero ordenada, transparente y con rigor.
Es necesario abordarla desde una formación reglada, la formación profesional que todos conocemos, específica, ocupacional y continua para, a partir de la entrada de la reglamentación vinculada al sector industrial, ser cumplimentada con exigencias adicionales vía reglamentos técnicos específicos, como es el RITE o el Reglamento de Seguridad Frigorífica. Con la exigencia adicional a cursos específicos, a la exigencia de experiencia laboral y a la superación de exámenes, todo ello para obtener unos carnéts y a raíz de la entrada en vigor de la Directiva de Servicios para obtener una migración en un determinado sector.
Nos encaminamos hacia un modelo abierto de aprendizaje que contemplará tanto las vías tradicionales comentadas como nuevas vías de aprendizaje alternativas. Lo que a día de hoy se llama “no formal”.
A día de hoy están dos vías establecidas: la vía de la competencia profesional adquirida a través de la experiencia laboral que no deja de ser una formación desde el punto de vista más reglado y ordenado desde la Administración. Y la vía de futuro que es la de la certificación de los profesionales a través de entidades acreditadas tal y como lo contempló en su momento el Reglamento para la Infraestructura y la Calidad.
Con este contexto, entiendo que es necesario tener unos principios comunes para validar estas metodologías o formas de aprendizaje que aseguren su compatibilidad y se cuente con las mismas reglas desde el punto de vista de la fiabilidad, con unos procedimientos justos y transparentes, mecanismos que garanticen esa calidad en todo el proceso formativo y una exigencia muy clara: que la Administración ordene y controle que las cosas se hagan adecuadamente.
La acreditación y certificación de los profesionales como garantía de valor
Es importante distinguir estos dos conceptos. Son dos vías para un mismo objetivo; la mejora de las competencias profesionales pero con entornos diferentes.
La acreditación oficial vía acreditación de los profesionales a través de la valoración y evaluación de esa experiencia, en la que se obtiene una titulación oficial en los diferentes estados en los que el profesional quiera acceder.
La certificación de personas en sistemas de calidad, en sistemas medioambientales, de eficiencia energética, etc. En este contexto nos encontramos con un marco que a nivel internacional quedó normalizado a través de la norma correspondiente y que consiguió que estos procedimientos fueran homogéneos y transparentes.
En este proceso de certificación es muy importante dejar claro quién puede participar. Desde la acreditación estatal ENAR, hasta las diferentes empresas, sociedades y agencias que pueden intervenir como los profesionales, que en última instancia deberían ser los principales beneficiados de este sistema.
Tenemos la experiencia, desde Atecyr en relación a las entidades acreditadas para poder certificar personas, como es el caso del consorcio con Sedigas para habilitar a profesionales del sector del gas. Una apuesta de valor para la sociedad porque garantiza una mayor preparación de los profesionales que redunda en unas instalaciones mejores y más seguras.
En este sector de la climatización y refrigeración, tenemos una experiencia que fue el plan de calidad entre Atecyr, AENOR y AFEC. Un plan que dio sus frutos y puede ser una experiencia reconocida para seguir apostando.
"Es fundamental apostar por un sector ordenado y que busque en la certificación de profesionales una vía para mejorar la competitividad de las empresas más allá de nuestras fronteras".
Ventajas que aportan la acreditación y la certificación
Para el profesional es un desarrollo personal, una motiviación en el día a día de esa carrera de fondo. Favorece el mantenimiento del empleo, la movilidad, la promoción y mejorar su situación.
De cara a la empresa, destacar esa competitividad a través de contar con recursos humanos adecuados que aportan mayor valor y calidad. Lo que va a permitir a la empresa adaptarse a los cambios trepidantes de este sector. La sociedad por su parte, valora esa empresa y reconoce su labor formativa.
La experiencia en nuestra comunidad
Nuestro modelo de desarrollo económico principalmente queda reflejado en un árbol cuyo pilar básico es la educación, el talento y el capital humano. El reflejo de una empresa se ve en las personas.
En este contexto, es importante destacar la importancia que tienen las pymes en nuestra economía. A nivel estatal contamos con más de 54.000 empresas registradas en el sector de las instalaciones térmicas, sin contar con duplicidades de empresas que se dedican al mantenimiento y de forma similar con las casi 8.000 empresas registradas en el sector frigorista.
Con este panorama y datos más concretos de nuestra situación, destacaría que en un alto porcentaje son empresas que no superan los 20 empleados. Por lo tanto, las políticas de formación deben orientarse a estos colectivos. No es lo mismo un proceso para una multinacional que para un autónomo o una empresa de tres empleados.
Destacaría también que Atecyr ha apostado siempre por la formación, tanto en el panorama reglado como en la certificación de personas hemos entendido que había que dar un paso más. De esto tengo constancia que se está llevando a cabo en cuanto a establecer convocatorias para la acreditación mediante experiencia laboral pero no sólo a iniciativa pública. Se abren otras posibilidades para solicitar la acreditación desde la iniciativa privada de determinadas competencias en sectores con menor acercamiento a la administración, como puede ser nuestro sector. En este sentido es muy importante dejar la iniciativa al sector privado y la incorporación al marco normativo de estas oportunidades que se nos abren con la acreditación de empresas o entidades para la certificación de personas.
Destacaría la reciente publicación en febrero a iniciativa del sector, de una convocatoria específica para la acreditación del sector eléctrico y del sector de las instalaciones frigoríficas con una gran aceptación.
Conclusiones
El reconocimiento profesional es un paso más hacia la sociedad del conocimiento, lo que va orientado hacia la competitividad y la empleabilidad.
Debemos entender el aprendizaje como una carrera de fondo y debe elegirse muy bien el compañero de viaje, porque es una carrera con un coste importante para la persona y la empresa y no toda formación es válida: formación continua y de calidad.
Pedir a los agentes públicos y responsables de estructurar la formación que mantengan un orden y un control para garantizar esa fiabilidad, objetividad y rigor técnico.
Necesidad de innovar en este sector de la formación. Optimización del tiempo en la formación, para que pueda organizarse el profesional. Una formación a la carta, porque las necesidades son puntuales y las empresas se mueven en entornos cambiantes. Práctica real: menos contenido de libro y prácticas reales. Fundamental la colaboración entre las empresas para buscar sinergias. La importancia de las TICs para la formación: vía online, optimiza costos y desplazamientos. Pero no cualquier tecnología de la información es válida, tiene que ser de calidad.
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