Los retos de la eficiencia energética en la edificación
- Escrito por Idoia Arnabat CALORYFRIO
O convergemos con los países más desarrollados de Europa en eficiencia energética; o dejamos de llegar tarde a los retos y con escasez; o cada vez seremos menos competitivos, padeceremos más pobreza energética y la factura individual y colectiva será más elevada.
Representemos el reto en torno a una igualdad. Si sólo con el clima, sin normas, España necesita menos energía para calentar una casa que Francia o Alemania, cuando introducimos las normas de eficiencia esa diferencia debería mantenerse. Y no es así. La ventaja climática la tiran por la borda las condiciones térmicas de la edificación.
La nueva regulación europea debería servir a España para saldar sus deudas históricas en materia de eficiencia energética; Pero la historia también enseña cómo los objetivos se quedan a medias por falta de voluntad política, por falta de medios; o se cumplen pero con el impulso de una crisis económica, como recientemente, que hace buena parte del trabajo de “eficiencia”.
Francia como referencia
AFELMA (Asociacion de Fabricantes Españoles de Lanas Minerales Aislantes), considera que es el momento de ser ambiciosos con los retos que como país debemos afrontar en eficiencia energética; con la mirada puesta en acortar las distancias que nos separa de Francia, país con el que compartimos zonas climáticas idénticas y que por su proximidad emplearemos como referente.
El primer reto es construir un cuerpo normativo para las edificaciones en el horizonte del 2050, bajo el paraguas de Edificios de Energía Casi Nula (EECN), siendo lo primero definir este concepto y convergiendo con Europa para no perder la ventaja del clima, porque ahora mismo la tenemos perdida. Las cifras nos ilustran: la demanda de calefacción en viviendas unifamiliares pasaría de 35 kWh/m2 con la norma española a los 10 kWh/m2 con la francesa, y en las plurifamiliares de una demanda de 28 kWh/m2 a poco más de 15 kWh/m2.
La equiparación con nuestros vecinos preservará la competitividad del país, mejorará el empleo, las cuentas de las economías domésticas y las cifras macroeconómicas nacionales.
No hay mucho tiempo, porque desde finales del 2020 los edificios públicos que se construyan deberán ser de EECN y se convertirán en una símbolo para el resto de la edificación, ¿será una referencia exigente?
Además, es preciso llevar la eficiencia a las pymes y la industria. ¿Por qué? Porque el potencial de ahorro energético anual de la industria española en 13.600 GWh y 3,4 Mt de CO2, es decir 400 millones de euros al año con una inversión inicial de 70 millones. La cuestión es si habrá o no fondos y si los organismos públicos se empeñaran en esta actuación.
Por otra parte, es preciso reclamar una amplia dotación de fondos públicos y privados que sustenten con intensidad la imprescindible renovación de edificios, evitando que la rehabilitación se quede en una nueva quimera. Cerca del 93% de nuestro parque se han edificado sin ninguna exigencia térmica o con la vieja NBE de 1979. En el 2020 sólo se habrá rehabilitado el 1,79% del parque según el GTR. Así que en este segmento hay un amplio margen de mejora.
Como dice el IDAE, una pequeña mejora en aislamiento permite ahorros de hasta un 30% en calefacción y aire acondicionado; pero si convergemos con Francia, eliminando la diferencia en las viviendas unifamiliares y plurifamiliares, la demanda energética se reduciría un 71% en las primeras y un 46% en las segundas. La experiencia de WWF en la rehabilitación de un edificio empleando lanas minerales, consiguió que el aislamiento de la envolvente representará un ahorro de más del 58% (cerca de 17.600 kWh/año de los 30.000 kWh/año ahorrados) y más del 60% en CO2 con el conjunto de medidas ejecutado: calderas de condensación, paneles fotovoltaicos para el ACS, cambio de ventanas, la sustitución de iluminación…
Por resumir, en una época de pobreza energética, de preocupación por el medio ambiente, tenemos que ser conscientes de que las energías podrán ser limpias, pero no necesariamente baratas, de ahí que haya que poner el acento en lograr el confort térmico consumiendo menos energía, sea cual sea el origen de ésta y garantizando el acceso universal.
Finalmente, desde AFELMA queremos hablar del criterio de no empeoramiento para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. El asesoramiento de los profesionales y la industria resulta insustituible para que una rehabilitación térmica no empeore el aislamiento acústico o la seguridad. El incendio de Grenfell nos exige extremar las precauciones.
Artículo realizado por Mónica Herranz Méndez, Sª General de AFELMA (Asociación de Fabricantes Españoles de Lanas Minerales Aislantes)
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