Cuando se hace referencia a la calidad del aire interior en los centros sanitarios es importante destacar que este tipo de edificio presenta un factor diferenciador respecto a edificios de otros usos. En un hospital, por ejemplo, intervienen múltiples factores que hay que tener en cuenta tanto en su diseño, como en su construcción y su mantenimiento: la ubicación del edificio, el diseño y el dimensionamiento de los espacios, la interrelación entre cada uno de ellos, el diseño y dimensionamiento de todas las instalaciones, incluidas las de aportación y tratamiento del aire, la elección de los materiales de revestimiento, etc. Y todos estos requisitos y exigencias tienen un denominador común: la bioseguridad de los pacientes y del personal sanitario, administrativo y de mantenimiento que trabajan en ellos.
Porque la realidad es que las personas que ingresan en un centro sanitario lo hacen con unas condiciones físicas diferentes en comparación a los usuarios de otros edificios. Es decir, se encuentran en una situación de inmunosupresión, que puede verse afectada en su evolución, por el nivel de calidad del aire interior en los centros sanitarios. Desde empeorar, hasta contraer otras patologías diferentes e incluso morir.