La simbiosis entre la industria forestal y la bioenergía existe y funciona muy bien desde hace años en varios sectores. Por ejemplo, la actividad de fábricas de tableros o plantas de celulosa combinada con la cogeneración de energía electrica y térmica –en general, para autoconsumo- a partir de sus propios subproductos aumenta la eficiencia global del aprovechamiento de recursos y es una clara muestra de economía circular.
Tambien son buenos ejemplos las plantas de productos derivados de la madera (aserraderos, bobinas, palets, etc.), donde los subproductos de peor calidad se utilizan para generar calor de proceso, los siguientes en calidad para fabricar pellets y la materia prima principal para obtener el producto final. De esta manera se cierra un círculo virtuoso de aprovechamiento de recursos, reduciendo al máximo la dependencia de energías fósiles.