Tribuna de opinión: Esther Estévez, Directora de Amascal: “Errores y cosas que no aprendemos de las crisis”
- Escrito por Esther Estévez
Ya hemos asumido que no estamos en crisis aunque aún estemos asistiendo a los dichosos daños colaterales. La situación de los mercados internacionales, del petróleo, los tipos de interés y algunas otras cosas más, sin embargo nos están diciendo que hay que ser cautos. La estabilidad no está presente y cabe preguntarse si esta va ser la tónica general.
Si hemos reconocido algunos de los errores que nos llevaron a la situación anterior, estamos de enhorabuena, pero si no es así debemos recordar algunos de los más frecuentes:
- Falta de planificación, financiera y comercial
- No cuidar al cliente, no todo vale
- Mala comunicación, si no te ven no existes
- Poca motivación al personal, poca proyección, sin oferta de carrera profesional
- Baja formación, empresarial y del personal, no vale cualquiera
- Financiación inadecuada, el corto plazo se acaba demasiado pronto
- Inversiones desproporcionadas, el tamaño del mercado si importa
- Desconocimiento del mercado y tendencias e innovación a medio y largo plazo, reconocer la realidad
- Pasividad ante la situación, ya pasará, el tiempo lo cura todo
- Mejora de la competitividad, control de costes con mejora del servicio al cliente
Casi todos los errores se escudaban en el “no tengo tiempo”.
Desafortunadamente hemos dejado que la crisis pasara por encima con mejor o peor fortuna, y seguimos sin tener tiempo. Es por tanto la gestión del tiempo la que nos permitirá acometer la solución para todos los problemas anteriormente citados. Sobrevivir como sea, o crecer como sea no lleva aparejado tener una empresa sólida rentable y con proyección de futuro.
Es imprescindible planificar al menos anualmente, motivar al personal, darle herramientas para que su trabajo sea eficaz y eficiente, contar con personal cada vez más cualificado y dispuesto, debemos comunicar al mercado qué somos y qué sabemos hacer. Debemos medir cuidadosamente en que gastamos y como invertimos y por supuesto cual es la fuente de financiación adecuada. Solo de esta manera nuestros clientes serán los mejor atendidos y sacaremos el máximo partido de los recursos disponibles. Es decir ganaremos en competitividad.
En definitiva se trata de ser mejores profesionales de la distribución con más conocimientos más eficientes y mejor dotados. Ser empresario no se lleva en la sangre pero se puede aprender, la intuición lo hace más fácil pero no siempre acierta. Es fácil ser avezado comerciante pero no magnifico empresario.
Ojo con el futuro no nos vuelva a sorprender, sin haber hecho los deberes.
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