La cubierta de un edificio es una de las partes más importantes del inmueble, ya que lo protege de los agentes atmosféricos externos como la lluvia, el viento o los rayos solares. Además de su papel de “defensa” del edificio, este elemento es clave para garantizar una gestión eficiente de la energía. Según datos de AIFIm, la Asociación Ibérica de Fabricantes de Impermeabilización, cerca del 35% de la energía se pierde por la cubierta, si esta no está correctamente ejecutada.
“El sector de la construcción es un agente clave en la descarbonización del parque edificado y, en consecuencia, en la lucha contra el cambio climático. Las cubiertas de los edificios ofrecen una gran oportunidad a la hora de diseñar soluciones que nos permiten reducir la demanda de energía, al tiempo que se mitiga la huella ambiental del edificio. Hablamos de soluciones como las cubiertas solares y biosolares, cubiertas verdes o cool roof”, señala Vicente Nava, de Sika.